Existió siempre una confusión en cuanto a qué debíamos entender por “no participación” ante los comicios programados y controlados por el régimen bolivariano de Venezuela. Hasta el último día en que escribí mis “alertas” a más de millón y medio de cibernautas, se entendía la “no participación” como sinónimo de “abstención”, cuando entre ambos conceptos hay un enorme abismo.
El concepto de la “no participación” se desmoronó en Venezuela a raíz de las elecciones cuando debimos haber renovado los curules parlamentarios de la ahora-llamada Asamblea Nacional, antiguo Congreso Nacional de la República de Venezuela.
En aquellas elecciones se produjo, a la perfección, el fenómeno socio-político de la NO PARTICIPACIÓN en todas sus partes, como lo exigen los postulados de la verdadera lucha de resistencia cívica – no violenta – ante una dictadura. El electorado de la oposición obligó a sus representantes a retirar sus respectivas candidaturas, aunque éstos lo hicieran a regañadientes y con un pañuelo en sus narices.
De no haber evitado que “nuestros” dirigentes participaran en aquellos comicios, seguramente que una minoría absoluta hubiera logrado los escaños opositores, dejando así para los acólitos del régimen la mayoría absoluta, con la cual gobernar al país como amaneciera el biorritmo del Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías. Aquellos diputados de la oposición que hubieran salido, por la gracia del C.N.E, los más representativos de la oposición genuflexa y conchupante, no hubieran protestado, es lógico. En consecuencia, se hubiera legitimado – una vez más – la trampa.
La estrategia dio sus resultados por un ratico. La nueva Asamblea Nacional estaba total y absolutamente deslegitimada por dos poderosos factores: la ALTÍSIMA abstención (por parte de los simpatizantes del oficialismo) y la no participación por parte de la totalidad de los electores opositores y de sus representantes. Entonces se comenzó a dar un escenario de VERDADERA RESISTENCIA, dentro de los más puros postulados del Dr. Gene Sharp, tal y como lo expone – muy sabiamente – en su famoso ensayo, “De la Dictadura a la Democracia”, ya que en un movimiento nacional de resistencia, DE VERDADERA RESISTENCIA, el pueblo demócrata no participa de las farsas electorales montadas por los tiranos.
La desgracia, la verdadera desgracia, vino después, cuando aquellos mismos “representantes” del pueblo opositor, legitimaron a la Asamblea Nacional – deslegitimada por la NO PARTICIPACIÓN del pueblo y por la INMENSA ABSTENCIÓN de los simpatizantes del régimen –, acudiendo a ese cascarón vacío para dialogar y buscar un entendimiento nacional. Ahí se traicionó a ese pueblo que, por primera y única vez en lo que iba de régimen, había logrado ganar una verdadera batalla política. Era la primera vez que el pueblo no REACCIONABA, DEFENSIVAMENTE, a una ACCIÓN del régimen. No se trató de una REACCION DE PROTESTA. Salió del sentimiento general colectivo. No fue planificada por los CONCHUPANTES. Por primera vez, pensé, íbamos por buen camino. Habíamos tomado la ruta correcta, NO PARTICIPANDO en la farsa comicial. Supuse que hasta ahí le había llegado al régimen y a la conchupancia, la extraordinaria e infalible herramienta de la llamada “vía electoral”.
Luego, más adelante, aquellos mismos dirigentes de la oposición, comenzaron a correr la voz para que “no cometiéramos” los mismos “errores” cometidos en aquellas elecciones parlamentarias, donde “perdimos” la Asamblea Nacional, toda, en manos del chavismo. ¿Cuál Asamblea, señores, si desde que Chávez se encaramó en el poder, jamás hemos tenido Asamblea? ¿O es que ya nos hemos olvidado cómo el oficialismo parlamentario hacía de las suyas, cuando la Asamblea “era otra”? Lo que pasó fue que nuestros líderes no quisieron continuar con la estrategia de la resistencia: de la VERDADERA resistencia. Muchos de ellos quedaron por fuera, como la guayabera, y sin “cambur” o “botella” parlamentaria, haciendo el paripé de opositores.
De ahí en adelante le fue muy fácil al régimen, a través de sus voceros tapiñados de la oposición, hacerle ver al pueblo opositor el inmenso error que había cometido al no participar en las elecciones parlamentarias, lo que le volvió a dar vida a la tramposa vía electoral, desmoronando así la resistencia: la VERDADERA resistencia.
Más tarde se profundizó esa legitimación por parte de los opositores cuando los estudiantes acudieron a la Asamblea Nacional para dar sus respectivos discursos… luego a la Fiscalía General y paremos de contar. Aquello el pueblo lo entendió como un acto valiente y patriótico de sus estudiantes, cuando en realidad fueron utilizados, sabrá Dios por quiénes, para darle vida y legitimidad a una Asamblea Nacional que no tenía personalidad política alguna.
No dejemos de incluir aquí la otra jugada maestra del régimen, cuando le ordenó a la facción de “Podemos” que saltara la talanquera en cambote, sin que hubiera tan solo uno de ellos – DE LOS LÍDERES IMPORTANTES – en desacuerdo con romper con la tiranía que los había puesto a comer cochino, sacándolos a TODOS de una inmensa y mísera peladera crítica, catapultándolos a la nueva clase del poder en Venezuela… un fenómeno que nadie todavía me ha podido explicar. Al menos debieron contemplar alguna disidencia para hacer la jugada más creíble, pero no: todos los “chivos” (los pinchos), al unísono, consideraron que había que romper con la única fuerza política todopoderosa del país y pasarse a la escuálida oposición, donde ahora, en vez de ser cabeza de ratón, son colas de león. Solamente se quedaron, dentro de la “tolda oficialistas”, lo más pendejos de ese grupo, “Podemos”.
Chávez logró así una Asamblea, un tanto “pluralista” (contando con la “traición” de Podemos), totalmente controlada en su mayoría absoluta, legitimada por sus opositores y con un balance de oposición dentro del recinto parlamentario. Que no se nos olvide que inmediatamente después del primer boletín del C.N.E., del 15F2009, fueron los miembros de Podemos, quienes junto a Manuel Rosales y algunos connotados dirigentes estudiantiles, salieron a reconocer la “derrota”, a pesar de la catarata de irregularidades que todo el mundo conoce y conocía.
Pero había un temor que se produjera un “Part II” cuando el 2 de diciembre de 2007 se abrieran las urnas para votar a favor o en contra de la modificación del 40% de “La Bicha”, es decir: de la constitución de 1999. Ya el pueblo elector de la oposición estaba maduro para participar en una nueva farsa… y luego de la victoria, con el “gallardo, noble y democrático reconocimiento” de la derrota, por parte de Chávez (presionado por “La Mamá de Tarzán”), el mandado estaría hecho: nos violaron, sin vaselina, en el pasado referéndum del 15F2009.
Ya hemos dicho que a nuestro juicio, Chávez se lanzó con la “gallarda aceptación” de su derrota, aunque fuese, como él mismo aseguró en cadena nacional, “una victoria de mierda” por parte de la oposición, como parte de una maquiavélica estrategia. Ahora había dejado sentado para la historia esa “gallardía”, pues nadie podrá decir que él no acepta sus derrotas, cuando éstas se producen. Vinieron las elecciones regionales y el régimen, con “gallardía meridiana”, aceptó su derrota en las gobernaciones y alcaldías en las cuales ganó la oposición. Con la correcta actitud de semejante usurpador de todos y cada uno de los poderes de Venezuela, uno no podía menos que recordar aquel dicho venezolano que reza: “¡Tanta amabilidad, me sorprende…!”
Había un factor que me preocupaba inmensamente. Si aceptábamos aquella “VICTORIA”, estábamos aceptando todas las demás “DERROTAS”, porque no podíamos alegar que el CNE era transparente y justo cuando “ganábamos” y chanchullero cuando “perdíamos”. Todo era una inmensa trampa, por la vía electoral. Palo por remar y palo por no remar… como quiera que nos pusiéramos, tendríamos que llorar: ¡llorar eternamente!
Según Súmate, si le vamos a creer a esta ONG, más del 50% de las actas de las elecciones regionales del año 2008, como ya hemos dicho, llegaron al C.N.E. sin firmas, es decir, tal y como según David Morales Bello se hacía en la época de “La Cuarta”, para que las actas pudieran matar los votos del pueblo soberano, en localidades en donde los adecos tuvieran fuertes intereses políticos, porque los copeyanos hacían lo propio con la asesoría de un personaje cuyo remoquete era (y es, porque sigue vivo) “Garabato”, de apellido Martínez, como veremos más adelante.
Aquellas lluvias de “La Cuarta”, trajeron estos lodos en “La Quinta”. Comenzábamos así a perder a Venezuela. Nos acostumbramos a la desfachatez comicial y veíamos como una gracia al máximo jurista del mayor partido del país, Acción Democrática, asegurar que las “actas mataban votos”… cuando las elecciones eran manuales y artesanales.
Nadie, en su sano juicio, podría poner sus manos sobre la candela alegando que en la época en que las elecciones eran manuales, los comicios eran pulcros y transparentes. Lo que pasaba era que el descaro era menor y el chanchullo se hacía en contubernio con los tres partidos tradicionales que al final manejaban a sus antojos el país: AD, Copei y el MAS. En muy pocas ocasiones se denunciaba algún fraude, pues los chanchullos se hacían bajo consenso y negociaciones. “Yo te cambio tantos votos aquí por los votos tuyos de allá…” o, “te voy a hacer chanchullo aquí y me hago el loco con el que me estás haciendo por allá.” Eso era así en “La Cuarta” y el que diga lo contrario: ¡miente!
Es cierto, se contaban manualmente los votos ante los testigos de cada mesa electoral, apoyados por los vecinos fiebrúos que se calaban el conteo de las tarjetas grandes y chiquitas. Luego del conteo, se levantaban las actas que eran firmadas por cada uno de los testigos de mesa, asignados por el entonces Consejo Supremo Electoral.
Al contabilizar esas actas se producían los chanchullos. Es muy posible que esas trampas no se hiciesen, en la mayoría de las elecciones de la época democrática puntofijista, a nivel de candidatos presidenciales… pero a niveles bajos de alcaldes, diputados y senadores, la trampa campeaba por las praderas. Si se presentaba alguna controversia, entraban en juego las negociaciones. “Yo te acepto tu chanchullo allá, pero tú me lo aceptas aquí”, como ya dijimos arriba: “yo les acepto que
Según Andrés Velásquez, hubo trampa en las elecciones presidenciales donde le adjudicaron el triunfo a Rafael Caldera, en lo que sería su segundo mandato. Muchos aseguran que Velásquez ganó aquellas elecciones, pero que los militares no le permitieron montarse en el poder. Eso se decía. También se dijo que Velásquez perdió la gobernación de Bolívar, ahora, el 23N2008. Sin embargo, fue Andrés Velásquez uno de los que ayudó al régimen a montar y llevar a feliz término la guillotina comicial del 15F2009… en un país en donde a él, supuestamente, ya lo habían birlado de dos victorias electorales. Luego, días después, enumeró cualquier cantidad de ventajismo e irregularidades por parte del régimen, pero terminó aceptando que, “numéricamente”, nos habían derrotado.
Esas negociaciones para dilucidar qué trampas se aceptaban aquí o allá, eran moderadas – se decía con insistencia – por los personajes arriba mencionados: por el partido Acción Democrática hacía presencia el Dr. David Morales Bello, jefe de lo que se conocía en Venezuela como “La Tribu” y por el partido Social Cristiano Copei, salía al ruedo Ildemaro Garabato Martínez.
Durante el segundo período del Dr. Rafael Caldera, se me ocurrió lanzarme a candidato a concejal por la Zona Rural de El Hatillo, donde estaba ubicado nuestro hogar, la hoy-famosa Finca Daktari.
Aquella zona rural daba pena. Las carreteras se estaban cayendo a pedazos. No había agua corriente. Todos los días se levantaba una construcción ilegal en un sector que había sido declarado “Zona Protectora”, pulmón de la ciudad de Caracas. Los altos funcionarios del Ministerio del Ambiente hacían su agosto vendiendo permisos ilegales y negociando multas que ellos mismo aplicaban y eliminaban.
Todavía la densidad poblacional era extremadamente baja y la abstención electoral impresionantemente alta. Los alcaldes del municipio de El Hatillo no le prestaban atención al sector, ya que el área era muy extensa, con muy pocos electores quienes, en su inmensa mayoría, no ejercían su derecho al voto.
Me propuse modificar aquel entuerto y levantar las condiciones de vida de la Zona Rural de El Hatillo, para lo cual me inscribí en un movimiento independiente liderado por su fundador, Jorge Papparoni: “MOVIMIENTO ELECTORAL HATILLO INDEPENDIENTE”.
Jorge Papparoni era un muy-prestigioso abogado quien dentro de las filas de COPEI (el segundo partido político venezolano que se alternaba en el poder con Acción Democrática) estaba muy ligado al Consejo Supremo Electoral, lo que es hoy el C.N.E. Se decía que había tenido un problema con su partido cuando fue designado por el supremo organismo electoral a dilucidar una disputa en el estado Nueva Esparta y tomar parte a favor del candidato del partido contrario al de él, es decir: Acción Democrática. Se decía, con insistencia, que hubo un pase importante de dinero que influyó para que Papparoni tomara su decisión en contra de su propio partido. Como siempre, jamás se llegó al meollo del asunto, lo que iba en detrimento del buen nombre de la persona involucrada en el escándalo de corrupción.
Papparoni se había dado de baja de su partido, COPEI, y ahora aspiraba a la alcaldía de El Hatillo, municipio donde habitaba con su distinguida familia. A él me le uní con la esperanza de trabajar en pro de mi comunidad en la Zona Rural.
El día de las elecciones comenzaron a llegar jeeps (GP’s) repletos de adecos (afiliados al partido Acción Democrática) en lo que entonces se conocía como “Operación Galope”. Jamás vi tantos adecos juntos en la zona rural de El Hatillo.
Con la ayuda de mis hijos, organicé un equipo de muchachos y muchachas al cual equipé con los radios de 2 metros que empleaba en nuestra finca para comunicarme con mis empleados. Coloqué un veedor en cada colegio electoral de importancia y comenzaron a llegar los informes emanados del escrutinio manual de los votos.
Enseguida me di cuenta de que había perdido. El ganador fue un vecino muy querido llamado José Sarría, adeco hasta los tuétanos. Esa misma noche hice como hizo Eduardo Montealegre en Managua, luego de aceptar su derrota frente a Daniel Ortega: me fui a celebrar a la finca de José y para allá le llevé los fuegos artificiales y las botellas de champaña que había comprado para celebrar lo que para mí sería un triunfo seguro. Esa misma noche acepté mi derrota, por considerar que había perdido en buena lid. Hubo una gran abstención que perjudicó inmensamente mi candidatura y los adecos, dueños de una impresionante maquinaria, tuvieron la certeza de buscar a sus simpatizantes, sacarlos de sus casas y llevarlos a votar.
Al día siguiente recibí una llamada urgente de Papparoni donde solicitaba mi inmediata presencia, junto con mi gente, a la sede electoral principal del municipio de El Hatillo. Un chanchullo estaba en progreso. La candidata copeyana estaba anunciando su triunfo, a pesar de que el conteo de los votos le daba una clara y sobrada victoria al ahora-independiente Jorge Papparoni, amplio conocedor de las mañas copeyanas, por haberse curtido dentro de sus filas y por haber representado a su antiguo partido en más de una controversia electoral, dentro del C.S.E, como ya he mencionado arriba.
Entre los chanchullos aplicados por COPEI estaba la presentación - a última hora de la tarde – de un batallón de los llamados kamikazes, que venían acompañados para votar de un cuaderno extraordinario. Los cuadernos extraordinarios son unos libros que se presentaban en las mesas electorales a última hora, contentivos de nombres y datos de electores que “no pudieron” ser incluidos, por equis razones, en los libros ordinarios que llegaban a las mesas electorales en el momento de su apertura. Una trampa que se inventaron los partidos políticos de “La Cuarta” y que fue aprendida y heredada por el chavismo y empleada tanto en las elecciones del 23 de noviembre (2008) como en la pasada del 15 de febrero (2009), aprovechando las dos horas extras que fueron adicionadas, de manera arbitraria, irregular, ilegal e inconstitucional por el C.N.E., ya que este tipo de trampas se implementa al final del día, cuando ya hay pocos votantes en los centros electorales. Como ya dije, la “oposición” ha venido aprendiendo a través de los procesos electorales de Chávez, pero también el régimen. Para hacer esa parte de la trampa más fácil, se alargó DOS HORAS el cierre de las mesas.
Estuvimos en vigilia permanente ante la sede electoral de El Hatillo durante tres días con sus noches. Hubo un conato de entrompe con algunos jóvenes copeyanos que se presentaron en la sede para alborotarnos. Mantuvimos nuestra postura cívica y no nos dejamos amedrentar. No debemos olvidar, tampoco, que en las campañas electorales de “La Cuarta”, había su tiroteo, aquí y allá… y sus entrompes. A mí me partieron la cabeza y los dientes, como miembro de “Las Brigadas de Choque” de Copei, en un mitin de Caldera en la Plaza de Toros de Maracay, muchos años atrás, cuando Caldera llegó al poder por primera vez.
Al cuarto día nos llegó una comisión del ejército que se llevó todo el material electoral cuestionado para la sede electoral principal del estado, en la ciudad de Los Teques, Estado Miranda. Jorge, un gallo jugado en muchas peleas, nos dijo: “esto se jodió”.
En efecto, se jodió de verdad-verdad. A los pocos días fue proclamada la copeyana, Flor Aranguren, como nueva alcalde del municipio El Hatillo y Papparoni se quedó a pie, entendiendo que no había nada que hacer. El movimiento electoral, “Hatillo Independiente” tuvo su debut y despedida: sacó un solo concejal… y, el movimiento, murió al nacer.
Ahí no termina mi cuento… ahora es que se hincha. Unos quince días después de las elecciones, en una diligencia de negocios que hice por los lados de los Teques, donde reposaban los recaudos electorales de los pasados comicios, se me ocurrió entrar para averiguar la cifra exacta y oficial de mis votos. No me pareció nada extraño, entonces, que los datos no estuvieran actualizados y oficializados, ya que las cosas de palacio, van despacio y la demora en computar las cifras finales de los votos formaba parte vital del proceso fraudulento de entonces.
Pasaron las semanas y me tocó regresar por las inmediaciones de la ciudad capital del estado Miranda, Los Teques, a una hora de camino de mi finca, para averiguar cuál fue mi caudal oficial electoral. Para mi inmensa sorpresa, había sacado – oficialmente – TRES VOTOS: ¡TRES VOTOS!
Lejos de contrariarme, aquel anuncio – oficial – me causó risa. ¡Tres votos! Eso significaba que ni mi esposa, Siomi, ni mis hijos, ni mis hermanos, padres, suegros, amigos, vecinos y empleados, habían votado por mí, muchos de los cuales se habían registrado, ilegalmente, para votar en un municipio en el cual ellos no vivían, donde yo era el candidato. Estaba segurísimo de que había votado correctamente por mi candidatura y suponía que mis dos suplentes, quienes habían invertido fuertes sumas de dinero en sus campañas, habían hecho lo propio.
Llegué a la casa con el cuento y todos nos reímos. Después de todo, no era mi intención dedicarme a la política y estaba en el medio de la construcción de un laboratorio de extracción y procesamiento de semen equino, el cual me llevaría gran parte de mi tiempo útil de producción diaria. Pocos días antes de las elecciones, casi estaba suplicándole a Dios que no me dejara ganar.
Luego me enteré de que por falta de maquinaria política, aquellos votos que me habían birlado descaradamente, unos 800 según mis cálculos, se los habían adjudicado a otros candidatos, luego de las consuetudinarias y normales negociaciones que al más alto nivel se habían llevado a cabo entre los partidos del estatus, Acción Democrática y Copei. Esos votos que me “desviaron”, eran necesarios para llevar bien la cuenta y no excederse del número de electores del padrón electoral del municipio.
Si así se hacía en “La Cuarta” y con elecciones manuales, donde el Consejo Supremo Electoral estaba debidamente representado por los partidos políticos de mayor alcance nacional, de acuerdo con los votos obtenidos en las elecciones anteriores y siguiendo las normativas legales que pautaba la Ley Orgánica del Sufragio, ¿qué podíamos esperar de un Consejo Nacional Electoral donde todos sus directivos están a sueldo del régimen y obedecen las órdenes emanadas del Máximo Líder de la Revolución Bolivariana quien, para cerrar con broche de oro, cuenta con un atajo de colaboracionistas opositores que a la primera de cambio meten el rabo entre sus piernas y abandonan el escenario, tal y como todo el país nacional pudo apreciar que a través de la televisión hiciera Enrique Mendoza, en la madrugada donde el C.N.E. anunció la victoria de Chávez en el Referéndum Revocatorio de agosto del año 2004… ¡por Dios!
Estos chanchullos y otros más que se escapan a mis conocimientos, los saben los altos dirigentes actuales de los partidos políticos de la oposición. Ellos saben, perfectamente, que ni que votemos manualmente, las elecciones en Venezuela podrán ser pulcras, si los factores del poder se empeñan en trampearlas. Cuando le dicen al pueblo que hay que estar vigilante, ellos saben que están mintiendo porque la trampa se hace a espaldas de ese pueblo en vigilia.
En los salones de cómputos del C.N.E. solamente entran los que tienen la aprobación de los chivos. Las actas son transportadas desde los centros electorales hasta el C.N.E. por soldados al servicio del régimen. Los directivos del máximo organismo comicial son afectos a Chávez, aunque digan que uno de ellos es independiente. Las elecciones, hoy en día, son electrónicas y esas máquinas las programa y controla el C.N.E. La tinta chimba la compran ellos y “nuestros” representantes miran a otro lado ante su ineficiencia. Es una pelea entre un león africano, hambriento y cebado, contra un monito tití viejo, reumático, artrítico, enfermo, dopado, amarrado y con una capucha para que no pueda ver. El régimen dice cuándo ganó o cuándo perdió… y no hay fuerza humana en Venezuela para latirle en la cueva al tigre… porque donde ronca tigre, no hay burro con reumatismo.
El 31 de diciembre de 2003, fui invitado a recibir el año 2004 en la casa de mi amigo de la infancia, Alexis Ortiz, quien para entonces era el alcalde de la ciudad de Lechería, en el Estado Anzoátegui. El tema del Referéndum Revocatorio salió a relucir en la sobremesa. Fue ahí cuando conocí la existencia de ese personaje pintoresco, mencionado ya en páginas anteriores de este libro, llamado Ildemaro Martínez, quien poseía el cariñoso remoquete de “El Garabato”.
Alexis, quien durante su juventud militó en el Partido Social Cristiano COPEI... y luego en el Movimiento al Socialismo (MAS), llegando a ser diputado al Congreso Nacional por ese partido de izquierda, me contó que el encargado de los chanchullos electorales para COPEI era “El Garabato” Martínez. El tercio era tan descarado y conocido que hasta se había inventado un chiste en torno a su persona. Resulta que, según el chiste, Ildemaro iba en un avión comercial el cual sufrió una avería en pleno vuelo. El piloto decidió que había que lanzar al vacío a unos cuantos pasajeros, para aminorar el peso de la aeronave. “El Garabato” Martínez logró salvar su pellejo cuando propuso una elección entre los pasajeros, para ver a quiénes lanzaban por la puerta… elección que él supervisó y, por supuesto, trampeó.
Lo más triste del caso es que Alexis Ortiz, quien al cabo de los años se tuvo que exiliar en Miami, por razones que muchos aseguran no eran políticas, ha sido el líder que ha organizado – en esa ciudad norteamericana – cuantas elecciones se han llevado a cabo durante el régimen de Chávez, mientras él se encontraba “exiliado”, en total y absoluto contubernio con su admirado mentor político: Teodoro Petkoff. En esas últimas llevadas a cabo el 15 de febrero (de 2009), para la dichosa enmienda constitucional, fue uno de los dirigentes del llamado “Bloque del No”. Un movimiento electoral que contaba, entre sus múltiples comisiones, la “Comisión de Relaciones Consulares”, para trabajar coordinadamente todo lo concerniente a dicho referéndum con el “señor cónsul” de Chávez en la ciudad de Miami.
No nos explicamos cómo individuos – gallos jugados en mil vallas – no hayan contemplado los mil y un chanchullos que nos terminó haciendo un régimen forajido como el que nos gastamos en Venezuela, cuando en “La Cuarta” ellos sabían cómo era que se batía el cobre en materia electoral. Lo menos que Alexis Ortiz debió haber hecho, conocedor a fondo de la materia, era alertar a la dirigencia complaciente en Venezuela, para que nos jugáramos a Rosalinda en las urnas (ahora electrónicas) electorales, donde el dueño de las maquinitas, de la tinta y de todo lo demás, era – precisamente – quien pretendía, con ese referéndum eternizarse en el poder hasta después de muerto. Si cuando las elecciones eran manuales, con tarjetones y tarjeticas, al “Garabato” Martínez se le hacía posible hacer chanchullos, cómo sería ahora, en “La Quinta”, donde los únicos que meten las narices en el proceso son los acólitos del régimen, respaldados, cobarde y permisivamente, por “nuestros” líderes. ¡Y todavía nos hablan de esperanzas para el 2012!
Es muy entendible que el común de los venezolanos creyera en la vía electoral y en sus dirigentes vendidos, pero inconcebible que lo hicieran los tártaros que han vivido todas sus vidas de la política en Venezuela.
Ahí está el caso de mi pobre hermana, María Conchita. Una noche me llamó mi mamá desde Venezuela, para avisarme que sintonizara a Globovisión (aquí en Miami, en Direct TV), porque iba a aparecer María Conchita dándole su apoyo a Manuel Rosales, en su contienda “en contra” de Hugo Chávez, por la presidencia de la república. “¿a Rosales?” le pregunté a mi madre… “¿María Conchita?”
No entendía qué hacía mi hermana metiéndose en política, un tema que ella entiende como entiende de ingeniería nuclear. Además, cuando logré llegar a Estados Unidos, luego de dos semanas perdido entre Venezuela y las selvas colombianas, donde mi familia no sabía dónde estaba, a la primera persona que llamé por teléfono (Miami – Los Ángeles), para dar fe de que me encontraba vivo y en buena salud, fue a ella, quien me salió con un impresionante e inesperado responso: “¿Cómo se te ocurre? ¿Y ahora que van a hacer con Papi y Mami en Venezuela? ¿Tú estás loco?”
Muy pronto la experiencia me enseñaría que la derrota no solamente es huérfana, sino que no tiene hermanos, ni tíos, ni primos… ni amigos.
Los organismos de la seguridad del Estado le habían hecho dos allanamientos a nuestra madre, en La Colonia Tovar donde vivía, buscándome. De no haber sido por la protección brindada por el alcalde de La Colonia (quien para entonces era chavista y luego se dejó de “eso”), le hubieran saqueado y destruido su bellísima casa, como la turba hizo con la mía, la Finca Daktari, donde crecieron dos de nuestros hijos y nacieron los dos más pequeños, la cual destruyeron hasta convertirla en polvo y escombros.
A los pocos meses, nuestra madre se vio obligada a abandonar su vida, su casa, su familia, sus perros, sus flores, su montaña y sus bienes, para salir al exilio, una vez más. Hoy se encuentra viviendo en la ciudad de Miami.
Nunca pensé que vería a María Conchita, en Venezuela, metiéndose en política… y muchísimo menos, apoyando a Rosales. Luego me contaron que fue en una fiesta donde la “reclutaron” y en un momento de locura, muy adecuado a ella, decidió que de ahí en adelante sería política.
Le escribí una extensa carta advirtiéndole quién era Manuel Rosales y cuáles eran sus propósitos. En esa carta le hice unos cuantos comentarios que me son imposibles reproducir en este libro, pues estaría comprometiendo a unos cuantos activistas, la mayoría de los cuales tuvieron que dejar el país, de manera preventiva, debido a la indiscreción de mi hermana.
Esa carta, ella se la reenvió a un “gran amigo” (de ella) en Venezuela para que le “aclarara” ciertos puntos que le había mencionado en la misma. Evidentemente se la había enviado al mismo que la había reclutado para las filas de Rosales, para aprovecharse de su nombre y hacer, todavía, más creíble la farsa.
Al cabo de los días, recibí una copia de la carta que le había mandado a mi hermana, junto a una copia de la respuesta que recibió de “su gran amigo”, un personaje muy conocido en Venezuela, quien pulula en los altos círculos sociales del país. Me la había mandado un infiltrado que nuestro movimiento (el M.R.R.) tenía en la Dirección de Inteligencia Militar (DIM). Esa indiscreción motivó la salida de Venezuela, a la mayor brevedad posible, de – por lo menos – ocho activistas nuestros, quienes más tarde o más temprano terminarían en los calabozos del régimen… o en el cementerio.
Se produjo la evidente traición de Rosales y María Conchita se dio cuenta de la torta que había puesto y de quién era “su gran amigo”, aquel que le había respondido con una carta llena de adulaciones y le había asegurado que todo lo que le advertía en la mía era falso.
Con el “triunfo” del 2D2007, María Conchita se volvió a emocionar y retornó a la política. Esta vez, se dejó engatusar por un personaje que ha hecho de nuestra desgracia un negocio y la convenció para que hiciera un llamado a las urnas, sin mencionar la necesidad de reclamar condiciones ante el C.N.E. (algo que no hubiera prosperado, lo sabemos) y, para rematar, la puso a promover la venta de unos perolitos que ese individuo está vendiendo para recaudar unos fondos que no se sabe hacia dónde van.
Volví a escribirle, esta vez cuidándome de NO darle información sensitiva, advirtiéndole que no se podía engañar más a los electores venezolanos. Que si iba a utilizar su imagen, se dedicara a alertar sobre la trampa en la cual estaban montando, una vez más, a nuestros hermanos de crianza.
Tras el hiper-mega fraude del pasado referéndum, entró en la misma depresión en la cual ha entrado el grueso de la población venezolana, cuando debió haber sabido cuál sería el resultado y cómo contribuía ella a darle vida a un nuevo chanchullo que estaba a la vista de todos nosotros… aunque la mayoría se esforzaba por no verlo en toda su magnitud.
Si en el futuro, a mi hermana se le vuelve a ocurrir llamar a los venezolanos a las urnas, en nombre de la pequeña parte que me corresponde de la familia Alonso, les ruego que no la tomen en serio, pues estaría evidentemente afectada por un pase de luna o, en el peor de los casos, por “una noche de copas… una noche loca”.
Ella, María Conchita, quien no acepta un contrato a menos que el mismo sea minuciosamente revisado por su manager y, luego, por sus abogados, una y mil veces; cuyas condiciones contractuales son poco menos que leoninas, para preservar su imagen y sus intereses, debió haber pensado que lo mismo debieron haber hecho “nuestros” abogados, los dirigentes de la oposición, antes de llevarnos a “cantar” a las urnas del régimen. Ella JAMÁS hubiera aceptado un contrato donde, no solamente no hubiera las mínimas condiciones que ella siempre ha exigido, sino que todo hubiera estado en su contra… lo que, con toda seguridad, la hubiera hecho salir con las tablas en la cabeza. Me consta que en NO POCAS ocasiones, ha rechazado contratos porque los mismos no contemplan las condiciones que ella siempre ha exigido, a lo largo de su extensa carrera artística.
En una oportunidad, por no haber contemplado todas esas condiciones, no la dejaron abandonar el Hotel Tamanaco (donde ella siempre se queda cuando visita Venezuela), hasta que no cancelara la kilométrica cuenta de gastos que ella y sus músicos generaron durante la estadía en ese prestigioso hotel capitalino. Se le olvidó incluir en aquel contrato, que aquellos gastos correrían por cuenta del promotor que la llevó a Venezuela para que cantara en nuestro país. Esta experiencia, sumadas a otras no menos traumáticas, le enseñó que no se puede aceptar un contrato, a menos que se aseguren en él todas las condiciones para que el mismo llegue a un final feliz, tanto para ella como para su contratante.
Lo mismo se aplica a un país en elecciones. No se puede acudir a unas elecciones sin condiciones algunas, pues no nos llevará a un final feliz, sobre todo, cuando lo que está en juego es el futuro de la patria y todo lo que ese futuro significa para nuestras futuras generaciones, las cuales sufrirían a causa de la desidia, por un lado, y a causa de la traición, por el otro, de aquellos que contribuyeron a aceptar un “contrato colectivo” de tanta importancia histórica.
Así las elecciones en la Venezuela actual hubieran sido supervisadas por las hermanitas de la Congregación de la Madre Teresa de Calcuta, se lo dije, hubiera seguido siendo suicida el habernos disputado el destino de Venezuela, de nuestros hijos, nietos y futuras generaciones, en las urnas electrónicas de Hugo Chávez. Entonces, en “La Cuarta”, el cambio era entre adecos y copeyanos. La diferencia no era mucha… las alternativas tampoco. No estaba en juego el sistema democrático tal y como siempre lo habíamos conocido, concebido, entendido y aceptado. De ganar los adecos, se decía a modo de gracia, comerían como los loros, dejando que otros se alimentaran con las migajas que sueltan estas aves trepadoras en su desorganizado comer. Si ganaban los copeyanos, comerían como las gallinas, no dejarían granos para que otros se atragantaran. Pero siempre había manera de sacarle el agua al coco… mientras transitábamos el camino hacia la destrucción de Venezuela, claro está.
Con Chávez, en “La Quinta”, ha sido un cantar muy diferente. Aquí se puso en juego la libertad, los derechos humanos, la clase media como fuerza productora de Venezuela, la propiedad privada, la paz, la mente de nuestros niños, el gentilicio venezolano, la armonía que siempre nos ha caracterizado, el honor nacional e individual: y el país tal y como hasta hoy lo hemos conocido, donde nacimos o crecimos los más viejos.
¿Cómo promovió el régimen la abstención, una vez que cuadraba la participación de los candidatos opositores? De una manera macabra, maquiavélica y, por encima de todo: infalible.
Desprestigiando al C.N.E., el régimen garantizaba una abstención en la población electoral de la oposición. Fomentando la desconfianza en el manejo de las elecciones, el régimen contribuía a incrementar esa necesaria abstención. Es una manera velada de hacer fraude, como lo es mediante la estrategia del engaño o del terror; por un lado veíamos a un régimen intentando limpiar al máximo árbitro electoral y, por el otro, filtrando información sobre las innumerables irregularidades, para que el elector perdiera fe en el proceso. Cuando Chávez amenazaba a los venezolanos con una guerra civil si hubiese perdido el pasado referéndum del 2D2007, estaba cometiendo un fraude electoral… como cuando empleaba los elementos del Estado para promover su candidatura. El fraude tuvo muchas caras y todas ellas estaban a la vista de cualquier ciego.
¿Cómo se explica que la oposición se hubiese enterado de las mil y una irregularidades encontradas en los padrones electorales, como el hecho de tener inscritos en las filas de electores al Pato Donald, Tribilín, Batman, Robin y, entre muchos otros, a Supermán? ¿Cómo se descubrió que la cédula del famoso Batman, 11870029 y la de Supermán, 8005619 (quien vota dos veces, como es Supermán, con esa cédula y esta otra: 4308005, aprovechándose de su capacidad de vuelo supersónico, para votar en el estado Aragua y la otra en el estado Guárico), estaban registradas en el registro electoral del C.N.E., tal y como se puede comprobar si nos internamos en el portal del máximo organismo comicial de Venezuela (www.cne.gov.ve) e introducimos estas cédulas?
¿Cómo supimos que en una sola casa de habitación de tres cuartos estaban registrados más de 40mil electores, la mayoría de ellos con nombres chinos y árabes? No cabe duda de que alguien filtraba esos datos y la oposición genuflexa, conchupante y cómplice se daba a la tarea de divulgarlos… fomentando así, lógicamente, la abstención en gran parte de los electores de oposición que pensaban que sería una pérdida de tiempo ir a votar en aquellas caricaturas comiciales.
Las siguientes cédulas de identidad, entre muchísimas otras similares, de supuestos electores venezolanos, aparecen – descaradamente – en el portal del C.N.E.
10, 13, 14, 17, 55, 84, 97, 99, 100, 103, 111, 117, 119, 123, 126, 132, 134, 155, 159, 160, 163, 172, 193, 196, 212, 214, 217, 222, 231, 241, 252, 255, 334, 403, 405, 422, 467, 1002, 1010, 1034, 1040, 1043, 1082, 1085, 1093, 1503, 1515, 1535, 1586, 2024, 2031, 2049, 2080, 2090, 3389, 5021, 5061, 5089, 5095, 10070, 10076, 10092, 19989
Todos los electores cuyas cédulas de identidad aparecen relacionadas arriba, pasan de los 100 años, aunque esto no quiere decir que estén muertos. Si usted lo quiere corroborar, puede visitar el portal de Esdata, en la siguiente dirección: http://www.esdata.info/venezuela Esa relación de supuestos electores es una pequeña muestra entre millones, pero es suficiente como para invitar a las autoridades del REP (Registro Electoral Permanente) a investigar más a fondo.
Lo más descarado del caso, es que esta información viene rodando desde hace años, se recuerda en cada “elección” o “referéndum” y, aún así, las autoridades del C.N.E. no tienen la delicadeza de eliminar las evidencias, que ya han traspasado las fronteras de Venezuela y pululan en la red y en los medios de comunicación extranjeros. ¿Por qué los directivos del máximo organismo comicial no ordenan el retiro de esta información absurda del portal oficial de esa “importante” institución? Simple y llanamente, suponemos que entre otras razones, para promover la abstención dentro del electorado de la oposición.
Justamente, las máximas autoridades del C.N.E. se han negado, rotundamente, a depurar este padrón electoral. Un importante porcentaje del electorado no se presta para votar en unos comicios donde el árbitro se presenta tan abiertamente descarado, porque siente que lo ofenden y le pisotean su dignidad. Yo creo que ni en la Uganda del ex boxeador, Idi Amín Dada, sucedieron estas sinvergüencerías.
Si en verdad queremos que nos llamen valientes, patriotas y luchadores (incluyendo en ese lote a nuestros estudiantes), debemos comenzar por evitar ser coparticipes de esta ofensa nacional, donde se usa el gentilicio venezolano como papel higiénico. Nadie, en Venezuela, podrá levantar su cabeza, dignamente, mientras estas cosas sucedan en nuestro país… aunque esa burla no es nada, comparada con la DESCARADA E IMPUNE depredación que llevan a cabo los cubanos de Castro en Venezuela, delante de las narices de un pueblo descendiente de los próceres de América y de aguerridos caciques, donde terminarán llevándose – al paso que van – hasta los bombillos de las plazas, tal como sucedió en Angola, a la cual dejaron sin un solo palo de madera preciosa y no se llevaron el petróleo, porque habían sido contratados (los cubanos de Castro), por las multinacionales que operaban en ese país africano, para que sus pozos no fuesen destruidos durante la guerra civil entre el MPLA y la UNITA. ¡Pero acabaron hasta con los elefantes!
Ya se nos ha olvidado aquel famoso grito caribe, que tanto le gusta repetir al sátrapa: “¡¡¡ANA KARINA ROTE AUNICON PAPAROTO MANTORO ITOTO MANTO!!!” (¡¡¡SOLO NOSOTROS SOMOS GENTE, AQUÍ NO HAY COBARDES NI NADIE SE RINDE Y ESTA TIERRA ES NUESTRA!!!)
Venezuela, supuestamente, a finales de 1944, fue el primer país de Latinoamérica en expedir un documento de identidad nacional, durante el gobierno del General Isaías Medina Angarita, titular de la cédula de identidad No. 1. Juan Vicente Gómez, por ejemplo, jamás fue titular de una cédula de identidad.. Si uno es nacido en Venezuela, o ha adquirido la nacionalidad venezolana a temprana edad, se puede saber – más o menos – la edad, por el número de cédula, con muchas excepciones, claro está. Por ejemplo, mi número de cédula es 3.986.959 y el año que viene cumplo los 60 años. Nuestro hijo menor nacido en Venezuela, Eduardo José, es titular de la cédula de identidad No. 21.468.617 y acaba de cumplir los 15 años. Cuando mi hijo Eduardo se ceduló, había poco más de 21 millones de cédulas expedidas desde Medina Angarita hasta ese momento. Tomando esa festinada regla, podríamos comenzar a revisar el padrón electoral, para investigar cuántos muertos podrían estar votando por Chávez… porque pareciera que los electores muertos son chavistas.
La última cédula de identidad que relacionamos arriba, 19989, le pertenece a un “elector” llamado BERCWSKI ABELEVICH, SIMON de 107 años de edad. La primera de las cédulas, la No. 10, le pertenece a un “elector” llamado RIERA FORTIQUE GREGORIO JOSE, de 122 años de edad.
Uno de esos votantes inscritos en el C.N.E., con la cédula 22521123 tiene un nombre repleto de consonantes: NNAMCHI ONUCHUKWU OKOH, que pudiera obedecer a un nombre del lejano oriente, por allá… por la Cachimbimbia, sin embargo, ha levantado suspicacias. Cuando se le preguntó a la presidenta del C.N.E., Tibisay Lucena, cómo era posible tal nombre, la respuesta fue: “Qué voy a saber yo… pregúntenle a la madre de ese individuo, que fue quien le puso el nombre.”
En un solo día, en el estado Zulia, nacieron miles de niños con el mismo apellido González. Pero eso no era lo más insólito: todos ellos se cedularon el mismo día, ya que los números en las cédulas de esos ciudadanos fueron registrados en serie, siguiendo una frecuencia consecutiva.
Antes de cada elección recibíamos por email varias fotos de cédulas de un mismo individuo (la misma foto en todas ellas), pero con diferentes nombres y números. Supuestamente este individuo forma parte de 500mil más, que entre ellos podrían generar unos 2millones de votos para el régimen.
Esta práctica de cedulación múltiple, por cierto, no es exclusiva de “La Quinta”… en la “Cuarta República” también conocimos de individuos, al menos de uno, que fue cedulado TRES VECES con diferentes nombres y números de cédulas – de origen cubano, por cierto – y de apellido (original) Ugarte, quien fue cedulado tres veces “por motivos de seguridad del Estado”, según aceptó el entonces Ministro del Interior. A este individuo, quien luego fue el jefe de seguridad de Telcel, lo llamaban – jocosamente – con el remoquete de “El Triple Cedulado”.
En una de esas conversaciones sacadas al aire por Unión Radio en Miami, entre Julio César Camacho y Nelson Bocaranda, éste último nos tiró el dato que varias máquinas de cedular ciudadanos fueron enviadas a Cuba para darle identificación, en Cuba, a sabrá-Dios cuántos cubanos. ¿Para qué llevar las máquinas a Cuba si desde la misma oficina central de cedulación, en Caracas, se podría hacer el mismo chanchullo? Si no, que le pregunten al General Marcos Ferreira, quien fuera lacayo de Ramón Rodríguez Chacín, mientras le servía al régimen desde la Dirección General de Extranjería, teniendo – como una de sus tantas funciones – la de cedular y producir documentación falsa para permitir la entrada al país de narcotraficantes y de elementos terroristas árabes, colombianos, cubanos… etc.
Visitar el blog http://elcomodindelainfamia.blogspot.com
La evidencia más palpable de cómo cedulaban a extranjeros en la Venezuela de Chávez, en esta oportunidad, colombianos, la podemos encontrar en el famoso caso de los “Paracachitos de Daktari”, un show que “reventó” el 9 de mayo de 2004, en el cual me vi directamente involucrado, estando ya en Estados Unidos, donde llegué el 24 de abril de 2004. Más adelante, en este libro, cuando lleguemos al capítulo de los “Paracachitos”, les narraré con muchos más detalles todos los pormenores que pude recabar sobre este “intento de magnicidio” al “presidente” Chávez. Pero por ahora, vayámonos por un momento a ese “evento histórico” para corroborar cómo se cedulaban extranjeros en la Onidex (Oficina Nacional de Extranjería) con la intención de abultar el padrón electoral, con supuestos electores que “votarían” (electrónicamente y a distancia) a favor del oficialismo, suponemos.
Según relató el entonces funcionario de la Onidex, Julio Javier Jaimes Hernández (titular de la cédula de identidad No. 9.248.127), él fue comisionado por su jefe inmediato, el Sargento Técnico (de la Guardia Nacional) José Rafael Rojas, para acompañar a más de un centenar de ciudadanos colombianos, que en autobuses que se trasladaban desde el pueblo de Ureña (estado Táchira y frontera con Colombia) hasta Caracas, a fin de ser cedulados en las oficinas centrales de cedulación. Esto, por cierto, está en autos y su declaración la pueden leer si la buscan en cualquier buscador de la Internet. Esos mismos colombianos fueron los que terminaron “capturados” en la Finca Daktari, de mi propiedad, aprovechándose el régimen de que yo estaba ya asilado en Estados Unidos, luego de casi dos meses de vivir en la clandestinidad, tras los sucesos de “La Guarimba”, acaecidos entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de ese mismo año.
Lo interesante de ese traslado humano, es que más de un centenar de colombianos indocumentados pasó – sin tormento alguno – por las docenas de alcabalas (móviles y fijas) de la Guardia Nacional, incluyendo la de San Antonio, en el estado Táchira, que es la más “brava” de todas.
Según Jaimes Hernández, era una operación habitual, porque los guardias ni se inmutaron. “¿Ah, van a cedularse a Caracas? ¡Pasen, pues!”
En un país como Venezuela, donde todos los días se interna en nuestro territorio cualquier cantidad de guerrilleros y paramilitares colombianos; donde operan bandidos y narcotraficantes, el tránsito por nuestras carreteras y alcabalas de indocumentados para cedular debe ser tan común, que hasta se pudo “introducir” (y atravesar el territorio nacional) un contingente de “mercenarios”, supuestamente, para asesinar a nuestro “señor presidente”. Por cierto, ni el funcionario Jaimes Hernández, ni el sargento técnico, José Rafael Rojas, fueron acusado de delito alguno. ¿Extraño, no?
En las vísperas de cada elección se nos distribuían informes de los nombres y cédulas de votantes con más de 150 años de edad, con sus respectivos datos electorales, en los cuales se podía ver dónde estaban registrados para votar. La ancianita Josefina Molina Lantz, nacida el 4 de abril de 1831, es posiblemente, la electora más anciana del planeta. Si usted coloca ese nombre en cualquier buscador de la Internet, verá que la doñita es famosísima. Según el periodista argentino Andrés Oppenheimer, existen – de acuerdo con los registros del REP (Registro de Electoral Permanente del C.N.E.), más de 39.000 ancianos en Venezuela, mayores de 100 años, que votan en las elecciones de Chávez. Hubo un año en el que el padrón electoral creció un 30% o más, cuando el crecimiento normal histórico no sobrepasaba el 3%... o algo así.
Era increíble. Como ya he dicho: por un lado nos informaban de las graves y descaradas irregularidades y por el otro lado, acto continuo – en la misma entrevista – nos llamaban a votar. ¿Cómo entender ese fenómeno?
“Nuestros” líderes nos decían que mientras más votáramos, más difícil le era al régimen hacernos trampas… difícil, mas no imposible. Todas esas burdas burlas, en el mejor de los casos, fomentaban y generaban una gran ABSTENCIÓN y no era para menos. Jamás ha sido posible DEPURAR ese padrón electoral para eliminar los chanchullos, los muertos votantes, los superhéroes de las comiquitas, etc. No se hará jamás, mientras Chávez tenga la llave del “closet” donde se guarda ese padrón electoral, porque a él le conviene inflar la población registrada de votantes, para jugar con esa cifra y manipularla como mejor le convenga, total que “cuadren” los números.
Una trampa bien montada, porque aquellas irregularidades había que denunciarlas… lo que NO procedía era llamar al voto, a menos que se adecentara aquella situación incorregible dentro de una tiranía, como la que existe e impera en la Venezuela de Chávez. Nadie, en su sano juicio, puede advertirle al electorado de los chanchullos existentes e, inmediatamente, llamar a que acuda a las urnas, como si fuesen pendejos los electores, alegando que mientras más electores acudían a votar, menos trampa nos podían hacer… o más se dificultaba el proceso fraudulento.
Aún así, ese pueblo se apendejó y votó, confiando en esa fuerza de presión, que jamás existió. Confiando en que los estudiantes velarían por cada uno de nuestros votos… que al final no sirvió para nada. Sin saber que la trampa final estaba en otro lado, no en las mesas electorales, donde no llegan estudiantes ni pasantes...ni María Santísima.
He aquí un ejemplo evidente, para terminar de ilustrar el caso. María Corina Machado, presidenta de la ONG Súmate – una institución que dice velar, entre otras cosas, por la transparencia de las elecciones en Venezuela – el 3 de diciembre (de 2008), en entrevista que le dio a “Noticias 24.com”, respondió lo siguiente, cuando le preguntaron si después de las elecciones del 23 de noviembre (2008) había un Hugo Chávez fortalecido o debilitado: “Creo que es más importante resaltar qué institución queda fortalecida y yo creo que en ese sentido, la institución del voto queda profundamente afianzada como institución en la que todo el pueblo cree. Quiero diferenciar entre la confianza en el voto y la confianza en el Consejo Nacional Electoral, porque a veces no es fácil distinguir una de otra. Hay un CNE que claramente ha puesto cualquier tipo de obstáculo antes, durante y después de un proceso electoral. Por lo tanto, hay una gran desconfianza en amplísimos sectores del país, incluyendo sectores cercanos al oficialismo y otra cosa es que la gente vaya adquiriendo más confianza en el voto como un mecanismo de expresión, como un mecanismo de poner barreras.”
Si unas declaraciones como esas no marean al elector, nada lo hará. Si, tal vez se crea en el voto, pero si se vota en Finlandia, en Suiza o en Suecia… digo yo. Cuando le preguntaron a la María Corina si ella creía que el CNE puso en práctica un proceso confiable en las mencionadas elecciones, donde la oposición se sintió victoriosa, porque le reconocieron una fracción de las gobernaciones que terminaron ganando y unas cuantas alcaldías dentro de las que debió haber ganado, la presidenta de Súmate respondió: “No, no creo que el CNE haya puesto en práctica un proceso ni limpio, ni transparente, ni justo, los cuales son elementos fundamentales para un proceso electoral.” Pero cabe destacar en este libro, que María Corina Machado es una de las dirigentes de la oposición que llama al voto y promueve la vía electoral como opción para recuperar la cordura y las libertades en Venezuela. ¡Tenemos razón, pero vamos presos!
Para este tipo de incongruencia no estaba preparado el elector venezolano. Fueron muchos los elementos adversos que ayudaron a perder a Venezuela durante varias décadas… y cuando la recuperemos, tendremos que comenzar desde cero, si acaso.
A apenas 72 horas antes de la contienda electoral “entre” Manuel Rosales y Hugo Chávez, por la presidencia de la república, uno de los jefes de la campaña de Rosales, y máximo componente de la componenda maléfica, Teodoro Petkoff, comunista rancio de vieja data, editor de uno de los medios planos de comunicación más identificados con la oposición abierta, ex comandante de la guerra de guerrillas castro-estalinistas de los años sesenta y setenta en Venezuela, declaró – desde el comando de Rosales – al connotado periodista César Miguel Rondón, que de perder Manuel las elecciones seguiríamos en la pelea, conformando lo que él llamó “La Oposición Democrática”. Jamás y nunca los venezolanos habían escuchado a un alto dirigente de una de las toldas en pugna electoral, medio-cantar derrota antes de unos comicios… y menos a 72 horas de los mismos, en especial cuando el electorado opositor estaba eufórico bajo la seguridad de que se produciría una verdadera avalancha de votos que le pondría fin a las pretensiones dictatoriales y tiránicas de Hugo Chávez.
Esa misma estrategia la volvió a repetir semanas antes del referéndum por la enmienda constitucional del pasado 15 de febrero (de 2009). En esa oportunidad aseguró que Chávez podría ganar en buena lid, pero que eso no sería el fin del mundo… que la oposición seguiría trabajando duro para roncarle en la cueva a un Chávez seguramente-disminuido en el 2012.
Pero ahí no paró el asunto. Faltando días para el referéndum, declaró en su diario – “Tal Cual” – que Hugo Chávez tendría entre sus pretensiones, modificar totalmente la constitución en su próximo período presidencial, a partir del 2012. Era evidente, para Petkoff, que Chávez ganaría ese referéndum y lograría la famosa enmienda que le dio la opción de seguir postulándose, eternamente, para la presidencia de la república.
¿Cómo será, para Petkoff, esa nueva constitución que Chávez tiene en mente para la Venezuela del futuro inmediato? Habría que preguntarle a uno de los máximos líderes de esa oposición venezolana. Pero por los frutos ya conocemos al personaje cuya intención, según Petkoff, será la de darnos una nueva carta magna. ¿Será una copia fiel de la constitución que Castro redactó para la Cuba castro-estalinista? Habría que preguntárselo al analista Petkoff.
Faltando poquísimos días para el garabato comicial del 15 de febrero (2009), Petkoff fue entrevistado, nuevamente, por César Miguel Rondón, a quien le advirtió que la ABSTENCIÓN sería el mayor enemigo de la oposición.
A Petkoff se le olvidó que esa ABTENCIÓN, que tanto daño le hacía al “NO”, estaba promovida por el seremillón de irregularidades en torno a todos los comicios preparados por el régimen y divulgadas por el mismo régimen y por los propios medios de comunicación de la oposición.
Petkoff dijo, además, que no obstante, la oposición ahora estaba mucho más madura que antes. César Miguel Rondón no le preguntó en qué sentido esa oposición (el liderazgo, se supone) había madurado con respecto a años y eventos anteriores. ¿Mejor organizada en las mesas? Todos los dirigentes de la oposición sabían que las elecciones, en Venezuela, no se pierden ni se ganan en las mesas. Además, ese mismo día, el mismo periodista entrevistó a una dirigente de un grupo organizado de testigos, quien le aceptó que para ese día – faltando horas para cerrar las inscripciones de los testigos de mesa – todavía no estaban completos los testigos que defenderían los votos del “NO” en las 34.322 mesas electorales de Venezuela. Todo me hacía recordar a aquel nefasto personaje quien nos aseguró, de caras al Referéndum Revocatorio, que el mismo estaba “blindado”, a prueba de fraude. “Me engañaste una vez, la culpa es tuya… me engaste dos veces: ¡la culpa es mía!”
Para rematar la entrevista que César Miguel Rondón le hiciera a Teodoro Petkoff, el pasado miércoles 11 de febrero (de 2009), éste le dijo que el comunismo soviético había sido un inmenso fraude. ¿Será que al amigo Petkoff le hicieron un trasplante de cerebro? Todavía me acuerdo cuando en el año de 1982 lo entrevisté, a él y al Secretario General del PCV (Partido Comunista de Venezuela), Héctor Mujica, sobre el “Caso del Avión Cubano”, y Petkoff se mostraba más “comecandela” hacia el comunismo que el propio Mujica. Entonces, Petkoff estaba ya bastante viejito como para saber que el comunismo, sea soviético o de cualquier índole, era un INMENSO FRAUDE.
Algo similar ocurría con la periodista-política venezolana, Isa Dobles, quien se demoró toda una vida en darse cuenta – viviendo en Cuba – que Castro era un desalmado asesino, un psicópata y un genocida, a pesar de ver cómo había destruido a su país y de cómo había dividido a la familia cubana… sin mencionar cómo mató venezolanos durante los años sesenta y setenta. Bienvenida a las filas de la oposición, pero a la de la VERDADERA oposición, a la oposición A Chávez, no a la oposición DE Chávez. Ella, una persona que se conecta directamente con la diosa María Lionza (y dice ser su vocera particular y personal), debió haber sido alertada por esa fuerza espiritual, para haberse retractado MUCHÍSIMO ANTES de sus ideas castro-estalinistas. Ella también promueve, en la Venezuela de Chávez, la vía electoral.
Esa misma tarde del 11 de febrero (de 2009), me comuniqué por teléfono con un connotado líder del partido Social Cristiano COPEI (amigo de toda una vida) a quien le pregunté si él en realidad creía que podríamos defender los votos en las mesas y si – en realidad – él se creyó el cuento chino de que Chávez había sido presionado el 2 de diciembre de 2007 para que aceptara la derrota del “SI”. Ese dirigente de la oposición, quien había pertenecido a la funesta y desaparecida “Coordinadora Democrática”, me respondió: “Coño, Robert… tú sabes cómo es.” Inmediatamente le dije: “No, yo no sé cómo es, ¡dímelo tú…!” Fin de la conversación telefónica. Se escuchó un “click” y luego el tono de ocupado.
Pero hay más. Con el pasar de los días se incrementaba el terror de los ciudadanos venezolanos, sobre todo, a las puertas de unas elecciones. Hubo una herramienta que se empleó para servir como arma de presión para ayudar al pueblo a tomar una decisión en cuanto a por quién se debía votar: el elemento del secretismo.
El 12 de febrero de 2009, en conversaciones entre Julio César Camacho y el periodista de la oposición, Nelson Bocaranda, éste último le aseguró al director en Miami de Unión Radio, que el régimen había corrido la bola en torno a que el satélite Simón Bolívar tenía la capacidad de saber por quién había votado cada elector… una bola que el propio Bocaranda ayudaba a propagar dentro y fuera de Venezuela.
Tomando en consideración la capacidad que tuvo el régimen de saber quiénes habían votado en contra de Chávez a raíz de El Firmazo, datos que fueron publicados en la tristemente-famosa “Lista Tascón”, no dudamos que muchos hayan caído en la trampa. Después de todo, un ex ministro del Interior de Chávez, ex diputado a la Asamblea Nacional por la tolda oficialista, Pedro Carreño (o “Carroña”, como cariñosamente le llama el pueblo demócrata venezolano), nos había tratado de vender la historia en la que aseguraba que Direct TV, a través de su plato “bidireccional”, podía saber qué hacíamos en nuestros hogares cada vez que sintonizábamos ese canal de cable. (Nota importante: para aquellos lectores no-venezolanos, esa historia es tal cual la he narrado, no estoy bromeando ni exagerando).
El mismo régimen, por debajo de la mesa, corría también la voz en cuanto a que el voto NO era secreto. Se hablaba mucho de esos famosos aparaticos electrónicos llamados “capta huellas”. Se decía que había una frecuencia establecida por medio de la cual era posible saber cómo votó cada quien, pues antes de emitir electrónicamente el voto, pasaba por una máquina que lo identificaba. Nunca se dejó claro si era o no posible tal cosa, pero ante la duda, muchos votantes, debemos estar seguros, debieron haber decidido votar a favor del régimen, por aquello del “por-si-acaso”… o “por-si-las-moscas”, porque no es que creamos en las brujas, pero de que vuelan: ¡vuelan!
El otrora-comandante de las guerrillas castro-estalinistas de los años sesenta y setenta en Venezuela, el Dr. Américo Martín, envió miles y miles de emails alertando sobre esta bola, lo que ayudaba a divulgar el mensaje subliminal del régimen en cuanto al falso secreto del voto.
Entre muchas otras peticiones, los líderes de la oposición debieron haber hecho presión para que esos aparaticos electrónicos (las llamadas capta huellas) fueran sacadas, del todo, de las elecciones venezolanas. Mal podrían, entonces, alegar esta tramoya tramposa luego del fraude, pues era del conocimiento público que muchos, muchísimos, electores consideraban que sus votos no serían secretos y, en consecuencia, pudieron haber votado “SI”, cuando apoyaban al “NO”.
Lo mismo que las famosas encuestas en las cuales los encuestadores llegaban a un barrio y le preguntaban a un ciudadano: “¿usted va votar por el SÍ o por el NO?” Bueeeee. Los venezolanos podrán ser pendejos, pero no “bolsas”. Posiblemente se lo estaba preguntando a un vecino del jefe de La Piedrita… o a un empleado público, o a un pobre venezolano que pensaban que lo estaban fichando.
Es imposible “encuestar” a los venezolanos, a estas alturas del juego, sobre si están o no a favor del régimen, porque ya se estableció el terror. Aún así, “nuestros” líderes se pasaban horas discutiendo los resultados de esas encuestas… y el pueblo elector, también. Eso, sin contar con el factor complicidad de muchas empresas encuestadoras. Una de ellas, Datanalisis, “la pegó” de cuajo, publicando una última “encuesta” donde se reflejó, exactamente, el porcentaje final de los comicios. ¿Por qué habrá sido?
El 12 de febrero de 2009, faltando 3 días para el referéndum del 15 de febrero, César Miguel Rondón entrevistó a uno de los cinco directivos principales del C.N.E., el Dr. Vicente Díaz, quien se dice que es imparcial, pero que – por dignidad – ha debido renunciar al día siguiente de su nombramiento. Este directivo resaltó el inmenso ventajismo que a favor de la opción del “SI” había de cara al mencionado referéndum. Fue más allá y catalogó el proceso comicial como un evento totalmente desigual, donde la mejor parte se la llevaba el oficialismo. Comentó sobre la descarada ventaja en cuanto a la propaganda electoral pautada por los medios controlados por el régimen. Describió la ilegalidad en cuanto a propagandas a favor del “SI” colocadas en instituciones públicas, lo que está terminantemente prohibido por la Ley Orgánica del Sufragio. Habló de la evidente usurpación de poderes por parte de los oficiales militares del “Plan República”… y paremos de contar. Ante un panorama como el que nos pintó el Dr. Díaz en su conversación telefónica con el periodista Rondón, solo con la ayuda de Dios, hubiéramos podido lograr la victoria. Se hizo evidente, una vez más, que El Señor no se involucra en materia política de los pueblos… al menos, de los pueblos gentiles, como el nuestro.
El siguiente entrevistado de César Miguel Rondón de ese mismo día, fue un dirigente estudiantil, quien estaba denunciando a las autoridades oficialistas por negar todos y cada uno de los permisos a las manifestaciones de calle que solicitaron los estudiantes a lo largo y ancho del país. La concentración que los estudiantes pretendieron montar en la Avenida Bolívar, fue negada. Sin embargo, se le otorgó permiso al oficialismo para que en esa misma avenida despidiera la campaña electoral, el 13 de febrero. Incluso, una marcha programada por los estudiantes que comenzaría en Catia y terminaría en Petare, de punta-a-punta de la Ciudad de Caracas, fue negada por las autoridades del régimen.
En el pasado un tanto lejano, los venezolanos votábamos por medio de unas tarjetas grandes y otras chiquitas. Las tarjetas grandes representaban el voto presidencial y las pequeñas, las posiciones parlamentarias. El empleo de esas tarjetas permitía comprobar, más allá de toda duda, la manera en que un determinado elector había votado.
Los adecos, se decía mucho, premiaban con dinero en efectivo, a quienes votaban por el candidato de Acción Democrática. Para cobrar el bono lo único que había que hacer era presentar todas las tarjetas electorales, menos la de Acción Democrática, ya que uno introducía la tarjeta del candidato deseado, y se llevaba para su casa – de recuerdo – el resto de las tarjetas. Pero si se votaba nulo, es decir, si no se introducía tarjeta alguna, entonces el elector pícaro podría cobrarle a los adecos y a los copeyanos, porque podría mostrar las tarjetas sobrantes requeridas para conseguir el bonito.
Haya sido o no esa práctica cierta, se comentaba muchísimo, lo que – además – sentaba en la mente del venezolano la necesidad de los partidos políticos en tener un método de comprobación de la manera en que un determinado elector votaba. Esa sociedad de trampas y de tramposos era la perfecta para hacer correr bolas como aquella que aseguraba que los votos electrónicos no eran secretos, por lo tanto, las máquinas electrónicas se prestaban para fomentar el fraude electoral, sin necesidad – en esos casos – de montar la trampa físicamente. Todo quedaba en la mente de cada elector, influenciado o no por los cuentos de caminos que el mismo régimen echaba a rodar sobre el manejo inadecuado de aquellos votos electrónicos.
Bajo un escenario tan viciado como el que siempre ha imperado en torno a las elecciones en Venezuela, se llevó a cabo el llamado “Referéndum Revocatorio”, la esperanza blanca del pueblo opositor venezolano. Enrique Mendoza, el entonces gran líder de esa oposición y gobernador del Estado Miranda, tenía como asesor, en materia comicial, al ya famoso Ildemaro Garabato Martínez, a quien en su momento le envié la siguiente carta abierta:
CARTA ABIERTA
AL “GARABATO” MARTÍNEZ
Respetado y muy admirado 27 de agosto de 2004
Sr. Ildemaro “Garabato” Martínez
Gracias a la magia de la Internet que me permite dirigir – directamente – mis ensayos a casi un millón de lectores/ras (el de hoy está siendo enviado a 912.315 buzones electrónicos) he recibido cualquier cantidad de datos frescos sobre usted, de quien había oído hablar como algo abstracto y pintoresco. Me han dicho, por ejemplo, que fue – al menos hasta hace una semana – la mano derecha del Gobernador Enrique Mendoza en la Gobernación del Estado Miranda. Además, que durante el primer gobierno del Dr. Caldera fue presidente de la O.C.P. (Oficina Central de Personal).
Hubo un lector que me dijo, incluso, que corrió por ahí un chiste sobre un avión que se apresuraba a tierra debido a su sobre-peso. Usted, según el cuento, iba en ese avión y cuando se enteró por boca del capitán que había que lanzar a un pasajero (o a varios) al vacío para poder salvar la nave, usted organizó unas elecciones preservando así sus huesos. El amigo que me escribió no se acordaba muy bien del chiste, porque de eso – según él - hace ya muchos años.
Créame que no tengo absolutamente nada en su contra. Como dije en mi alerta anterior (titulado “¡TRES VOTOS!”), no gané, en buena lid, las elecciones para concejal de El Hatillo, años atrás. El día en que mi amigo político de vieja data (y copeyano) me habló de usted y de su supuestas mañas para hacer triquiñuelas en las elecciones de la “Cuarta”, me pareció un tanto simpático el asunto, obviando – claro - el daño que se le hacía a los ingenuos ciudadanos que votábamos (y participábamos en elecciones) creyendo en la santa pulcritud y transparencia de los comicios.
Supongo que debe haber otro “Garabato” en las filas de Acción Democrática. Tal vez mis lectores/ras saturen mis buzones con el nombre de ese experto en trampear resultados electorales por parte de la tolda blanca.
Últimamente ha aparecido por ahí en los medios de comunicación audiovisual, cualquier cantidad de expertos explicándole al pueblo cómo se pudo trampear estas elecciones que acaban de pasar, donde nos escatimaron OLÍMPICAMENTE más de DOS MILLONES DE VOTOS, lo que supongo le haya hecho sentir como un niño de pecho si es cierto que en sus viejos tiempos hacía usted tropelías a la hora de contar tarjeticas de colores y de matar votos con actas, etc. Entiendo que para usted la tecnología de punta que produjo tal maravilla cibernética como lo son las maquinitas “Smartmatic”, está fuera de su especialidad, que es – en todo caso – el manejo de las votaciones al estilo artesanal, es decir: manualmente… como muchos de nuestros líderes proponen que se haga en los comicios del mes que viene.
Quiero aprovechar esta carta para hacerle dos preguntas muy alegóricas a los inminentes acontecimientos futuros, es decir, a las elecciones para elegir alcaldes y gobernadores:
De ser cierto que es usted experto en elecciones y fue asesor del Gobernador Mendoza hasta hace unos días, ¿cómo es posible que no le haya comentado que hacer trampas en los comicios venezolanos es más fácil que pelar mandarinas con las uñas largas, en especial cuando una de las partes es con-dueña de las maquinitas cuenta-votos, controla al árbitro electoral y a la sala del Tribunal Supremo de Justicia donde, en todo caso, se podría dilucidar una posible controversia… además de tener las armas y de contar con matones armados que no se paran en artículo para caernos a tiros al menor movimiento?
¿Qué cree usted de esa ingenuidad que ha invadido a gran parte de nuestros líderes que hace que persistan en ir a unas elecciones luego del MEGAFRAUDE producido el 15 de agosto pasado (del año 2004)?
En honor a su derecho a réplica, pondré mi red al servicio de su respuesta, si así lo desea. Creo que su criterio debe ser tomado muy en cuenta a la hora de lanzarnos a unas elecciones donde podríamos terminar graduándonos de “imbéciles útiles”, cuya gracia no sería otra que legitimar ahora a los acólitos del régimen quienes seguramente ganarán, con o sin nuestra ayuda.
De usted, atenta y muy respetuosamente,
Robert Alonso
La carta jamás fue contestada por El Garabato o por ningún otro espontáneo que pudiera haberse lanzado al ruedo. Era más que evidente que había que evitar la contienda en ese campo de batalla conocido como la vía electoral. Eso lo sabían todos los dirigentes que engañaron a sus seguidores… como lo sabía El Garabato Martínez y todo su combo de asesorados. Así, mediante el contumaz engaño, nos ayudaron a perder a Venezuela.
No cabe duda de que el pueblo opositor fue engañado por sus dirigentes, quienes, al menos, no le dijeron toda la verdad. Hubo una gran dosis de engaño, es totalmente cierto. Sin embargo, también hubo una gran dosis de cobardía y otra de flojera.
No había alguien en Venezuela que desde las filas de la oposición creyera en el C.N.E. ni en el régimen. Por un lado todos los venezolanos opositores aseguraban que Chávez era un dictador, un tirano… un comunista disfrazado, sin embargo, escogieron la vía democrática y constitucional para enfrentarlo y deponerlo, bajo el lema que asegura que para poder tener opción de ganar una batalla, había que darla primero. Es cierto, ¿pero bajo cuáles condiciones?
Cuando Fidel Castro atacó el cuartel Moncada, el 26 de Julio de 1953, sabía – perfectamente bien – que aquella operación militar no tendría opción alguna de triunfo. Él sabía que estaba lanzando al matadero a más de un centenar de jóvenes cubanos que creía en él. Su batalla, él lo sabía, sería más política que militar, a costa de la sangre que se derramó en aquel ataque contra el segundo cuartel de Cuba, protegido por soldados entrenados quienes contaban con un armamento de guerra, mientras él “se lanzaba” con un puñado de muchachos inexpertos portando riflecitos viejos, “Marca U” (calibre .22), pistolas de cinco tiros, algunas de ellas procedentes de la guerra de independencia cubana y varias escopetas para cazar palomitas.
Fidel Castro, quien como Chávez no participó en el ataque, alegando haber chocado con un muro antes de llegar al centro del cuartel, sabía muy bien que jamás y nunca hubieran logrado tomar ese imponente fuerte… y de tomarlo, nada hubiera modificado la suerte inmediata del dictador Batista. Castro planificó el ataque al Moncada con una agenda oculta. Fue un golpe mediático más que una acción paramilitar, que nada tenía que ver con la toma de un cuartel y mucho con la programada estrategia de catapultar la atención nacional e internacional.
Al menos Castro logró sus objetivos publicitarios y le sacó provecho, aunque para los muertos fue un provecho pírrico, de aquel sacrificio pagado con vidas humanas. Pero la dirigencia de la oposición DE Chávez no aparentaba obtener beneficio alguno lanzando a todo un pueblo a las urnas. Todo lo contrario, fuera de Venezuela, el mundo entero se preguntaba hasta cuándo los venezolanos seguirían como corderos acudiendo a las elecciones chimbas que programaba el régimen y que montaba con la evidente y necesaria ayuda de aquellos dirigentes apátridas, genuflexos, cómplices, perversos y traidores. Claro, lo sabemos, el beneficio era para ellos, para los genuflexos.
Aún así, el pueblo de Venezuela debió haberse sublevado bajo el concepto del liderazgo colectivo, sin seguir contando con sus líderes naturales. Los estudiantes de Venezuela, que siempre – durante “La Cuarta” – habían dado muestras de salir a formar bochinches bajo la excusa más insignificante, se revistieron de un pacifismo indescriptible, inimaginable y asombroso. ¿Qué había pasado con el espíritu de aquellos liceístas del liceo “Andrés Bello”, del liceo “Rafael Urdaneta”, del “Fermín Toro” y de tantos otros liceos de Caracas y del interior del país, que cuando la agarraban con el gobierno, alborotaban a Venezuela entera?
Cuando comencé a escribir mis “alertas” desde Venezuela, recibía diariamente MILES de feedback de mis lectores. A medida en que la cosa se fue poniendo fea, iba incrementando por un lado los buzones electrónicos en mi base de datos y, por el otro, disminuyendo las notas que recibía de mis lectores. Últimamente, ya en el exilio y faltando semanas para el referéndum del 25F2009, ni siquiera recibía comentarios de mis estudiantes, aquellos que querían ver sangre y a quienes les advertía que la violencia desatada iba en contra de los postulados de la resistencia moderna. Chávez logró atemorizar a todo un pueblo… y eso era parte del fraude, un fraude que incluía a los dirigentes opositores.
Las pocas notas que recibía, reflejaban todas el mismo espíritu: había que salir a votar, aunque nos hicieran fraude. ¿Para qué? Si dijéramos: votábamos, nos hacían fraude y luego el pueblo saldría a las calles y se quedaría en ellas hasta que el régimen se desmoronara, entonces había un sentido claro. Hubiera sido parte de una estrategia que ha dado resultados en muchos países, como en Filipinas, como en el Perú… como en Ucrania y en Serbia, incluso: como en la Venezuela de la época de Pérez Jiménez, donde el pueblo se lanzó a las calles, poco después de aquel plebiscito chanchullado por el dictador y provocó la insurrección militar que depuso al tirano.
En ninguno de esos países mencionados, incluyendo a la Venezuela de Marcos Pérez Jiménez, había oposición conchupante y traidora. Los líderes de entonces estaban para defender los intereses del pueblo, no para hacerle el juego a los dictadores de turno.
Mucho se hablaba de votar y de defender el voto, pero no se dijo cómo había que defenderlo. Se decía que había que irse a los centros de votación para estar vigilantes. Quienquiera que haya diseñado esa estrategia es un imbécil o un traidor.
Todo el mundo sabe que el día menos indicado para sublevarse es cuando el ejército en pleno está en las calles con el famoso “Plan República”, donde en cada esquina hay un pelotón de soldados con pertrechos de guerra y una alta capacidad de movilización. Si a eso le sumamos la incapacidad de un pueblo para mantener una sublevación en las calles, a menos que la sublevación se haga frente a nuestras propias viviendas – como lo sugiere la estrategia de “La Guarimba” – entonces la ecuación no podría dar otros resultados que el fracaso.
Hubiera sido mucho más sencillo y seguro, alborotar a ese pueblo para EVITAR que se llevara a cabo ese referéndum que, por demás, era – a todas luces – ilegal e inconstitucional. Si no se pudo alebrestar al pueblo para que se evitara ese garabato comicial, menos se hubiera podido haber lanzado al pueblo a las calles, de manera furtiva y desorganizada, sin esperar una derrota contundente y la consabida depresión colectiva que vendría después… amén de un impresionante baño de sangre joven.
Nuestros líderes sabían, o debieron haber sabido, que el día de los comicios se iba a presentar cualquier cantidad de contratiempos, tanto en las mesas como fuera de ellas. Esos contratiempos programados comenzaron a presentarse en las primeras horas de la votación. El C.N.E., deliberadamente, no instruyó debidamente a los electores en cuanto a la manera correcta de utilizar las maquinitas electrónicas. No fue hasta que el pueblo comenzó a votar que se dieron instrucciones de cómo se debía esperar a que una lucecita se prendiera para poder darle al botón de votar, luego de haber presionado en las pantallas la opción del “NO” o del “SI”.
Si un elector cometía ese error, el voto se consideraba nulo y había que parar el proceso y levantar un acta y el elector no tenía oportunidad de volver a sufragar, electrónica o manualmente, su voto. Ahí comenzó ya el arroz con mango. Era parte evidente del chanchullo programado, porque – como nos cansamos de advertir – quien controla las máquinas y su programación, controla el evento. Incluso, el gobernador del estado Anzoátegui, Tarek Williams Saab, del oficialismo, supuesta y aparentemente, cayó en esa trampa y su voto fue, inicialmente, nulo. Luego de protestar, pudo resolver su situación y votar, suponemos, por la opción del “SI”. La mayoría de los que cometieron esos mismos errores, producto de la malintencionada desinformación por parte del C.N.E., no pudo repetir su voto. Ahí comenzaron a caer presos muchos de los que se comieron las boletas en blanco, en señal de protesta… o de evidente locura temporal.
Un par de días después de ese garabato comicial, del 15F2009, recibí una nota desde Venezuela, de un amigo que está en el “inside”, asegurándome que con el cuento de los votos nulos, producto del mal entendido a la hora de votar electrónicamente, de apretar el botoncito correcto, el régimen justificaba así la “catarata” de votos – supuestamente – nulos, los que sumados a la abstención (magnificada o no), ayudaban a cuadrar los números finales, altamente distorsionados… por supuesto. Me aseguraba mi amigo que el show montado con el “gobernador” Tarek Williams, tenía como finalidad demostrarles a los votantes, que hasta los gobernadores chavistas, eran víctimas, o podrían ser víctimas de “errores”.
Para la inmensa mayoría de los seres humanos del mundo moderno, pararse ante una maquinita computarizada es ya una tragedia de marca mayor. Luego tenemos el fenómeno del entendimiento. La mitad de los hombres y mujeres del planeta Tierra son visuales y la otra son auditivos. Explicarle a un conglomerado poblacional cómo seguir instrucciones, es materia de un estudio científico que no puede ser diseñado sobre la marcha, como sucedió en la Venezuela del día 15 de febrero de 2009, cuando casi la totalidad absoluta de la población electoral salió a votar sin saber cómo es que se hacía. Ahí estaba parte de la trampa que facilitaría llevar a feliz término, para el régimen, la trampa final… la que se hace en la sede principal del Consejo Nacional Electoral y bajo la exclusiva supervisión de los acólitos asalariados del régimen y de algunos conchupantes apátridas y traidores. Luego vendría el estudiado factor cansancio, que imposibilitaría – aún más – el proceso de defensa de esos votos.
A pesar de que muchos muertos votaron, suponemos que por la vía de los médiums que tenían ocultos en algún lugar secreto de la sede principal del C.N.E., fueron muchísimos los vivos quienes, según las autoridades de mesas, habían muerto y, por ende, no pudieron votar… sin contar los que no pudieron reubicarse y fueron programados a votar en comarcas distantes a sus domicilios y las decenas de miles de nuevos votantes, quienes no pudieron ejercer su sagrado derecho, porque el padrón electoral fue cerrado para sus debidas inscripciones.
En adición, hubo muchísimas máquinas que no estaban funcionando correctamente y se debió esperar a que las repararan, porque no les era permitido a esos votantes votar en otros aparaticos electrónicos que no fuesen aquellos en los cuales debían hacerlo. Esta inconveniencia técnica, ayudó en gran medida a dilatar el proceso para ayudar a que se diera tiempo a que llegara la chusma chavista, al final de la tarde, a sufragar amparada por los famosos cuadernos extraordinarios… tal y como se había denunciado se haría en ese referéndum, como se había venido haciendo en procesos anteriores, incluyendo a aquellos de la “Cuarta República”, cuando Venezuela era otra.
En el referéndum del 15F2009, se emplearon todas las triquiñuelas implementadas a lo largo y ancho de nuestra infausta historia electoral, de antes y después de Chávez, pero ahora, aquella tinta indeleble que se caía con los días, diseñada para teñir el dedo meñique de los electores y prohibir así que se volviera a votar en el mismo día, se caía con un poco de cloro comercial, algo que ya había sucedido en los anteriores comicios de este régimen y que fue ampliamente denunciado en los medios y a través de la Internet, con videos y todo, a pesar de que para esa oportunidad el C.N.E. había garantizado la cualidad indeleble de la dichosa tinta.
En muchísimos lugares, como en Madrid (España), por ejemplo, no se dejó entrar a los testigos del “NO”. Allá se formó un alboroto impresionante y los oficialistas agarraron las urnas y se fueron con ellas, sabrá-Dios a dónde. Tuvo que venir la policía madrileña a poner orden. Así fue en España, donde había manera de divulgar, en vivo y en directo, lo que estaba sucediendo en tiempo real.
En la ciudad de Nueva York (EEUU), hubo amedrentamiento por parte de una chusma compuesta por no-venezolanos, que insultaban a los votantes, en la creencia que la mayoría votaría por la opción del “NO”. Nos enteramos porque allá se podía transmitir los hechos en el momento mismo de sus acontecimientos, sin temor a ser víctima de la Ley Mordaza. Tuvo que incrementarse la seguridad por parte de la policía neoyorquina. ¿Cuántos sucesos similares se produjeron en Venezuela? ¡No lo sabemos! Según Súmate, las denuncias recibidas en su portal cibernético fueron miles. Es de suponer que la inmensa mayoría de los venezolanos que se tropezó con irregularidades en el momento del voto, no se animó a la denuncia… ¿para qué? ¡Muerto por mil… muerto por mil quinientos!
En Estados Unidos, los centros de votación eran mínimos y no se pudieron hacer los arreglos pertinentes para que miles y miles de venezolanos pudieran votar en unos comicios tan importantes como se suponía eran los que se dieron el 15F2009. Por ejemplo, la única ciudad en la que se podía votar del estado de Carolina del Norte hacia el sureste del país, era en Miami, a miles de millas de distancia. Lo mismo sucedió en aquellos estados del centro, como Colorado, donde los votantes venezolanos tenían que votar en el consulado de San Francisco, en California, allá… en la costa oeste de Estados Unidos, lo que suponía un costo muy elevado de pagar en términos metálicos y de tiempo, en un momento en el cual todos los ciudadanos que viven en Estados Unidos están cuidando sus empleos y el bolsillo no da para mucho.
A pesar de los múltiples esfuerzos que se hicieron para resolver esa situación, no fue posible llegar a un acuerdo satisfactorio. Hay que recordar que en una contienda tan supuestamente-reñida como la que se presentó en los comicios del 15F2009, donde se estaba jugando la perpetuidad LEGÍTIMA del régimen castro-estalinista en Venezuela… y, según Castro, el futuro de la Revolución Cubana, los votos de los venezolanos en Estados Unidos hubieran podido haber hecho la diferencia, si el proceso electoral hubiera sido limpio y transparente. Una trampa más para el pote que nuestros líderes debieron haber contemplado ANTES de lanzarnos a jugarnos a Rosalinda en aquel garabato comicial que le puso la tapa al pomo en cuanto a perder, para siempre, a Venezuela.
Robert Alonso
XXXXXXXXEL MANIFIESTO
XXXXXXDE LA NUEVA LUCHA
XXXXX(“MANIFIESTO DE LA LIBERACIÓN”)
I. EL ÚNICO OBJETIVO
El único objetivo de esta nueva lucha es erradicar de suelo patrio a los regímenes que nos han mancillado la libertad y los más elementales derechos consagrados a la humanidad.
II. EL CAMINO HACIA ESE ÚNICO OBJETIVO
Unir a nuestra sociedad civil en torno a una nueva lucha: la resistencia no-violenta cuyo fin será la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida; la cual, a su vez, busca provocar la insurrección (implosión) militar necesaria para deponer al enemigo apátrida del poder.
III. AL FINALIZAR LA LUCHA
Al finalizar la lucha para defenestrar a los regímenes deslegitimados y traidores, se instalaría en nuestros países un gobierno cívico-militar que pondría orden en la sociedad, haría justicia y sentaría las bases para la redacción de una nueva constitución con la participación de todos las fuerzas vivas democráticas existentes.
IV. CARACTERÍSTICAS DEL ENEMIGO
Debemos comenzar por conocer y entender al enemigo como un ente apátrida y traidor que no conoce fronteras, que desconoce la piedad y que empleará todos los medios disponibles para justificar su único fin: mantenerse firme y eternamente en el poder, en pro de su beneficio personal y el de unos pocos.
Para el enemigo es mantenerse en el poder o morir. No hay otra. Estamos hablando de una muerte física, ya no política. Hugo Chávez, por ejemplo, está consciente de que el día en que él pierda el poder, perderá la vida física porque no podrá mantener la seguridad que hoy le ofrece su régimen. Para el enemigo es seguir “comiendo gallina”, so pena de “morir arponeado”.
Ante tal contrincante no hay tregua. No hay posibilidades de entendimiento... de diálogo ni de esperanzas de eliminarlo por medio de la vía electoral. A un enemigo así hay que sacarlo con fuego: el fuego de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida que desemboque, irremediablemente, en una insurrección militar.
V. CON QUÉ CUENTA EL TIRANO
El tirano tiene dos grandes recursos: dinero y armamento militar, precisamente con lo que no cuenta la sociedad civil. Para nosotros, el enemigo es invencible en el campo militar, en el campo de la violencia. La violencia le es de su absoluto monopolio, su mayor aliado, de ahí la necesidad de luchar en un plano diferente, donde él no cuente con recurso alguno.
El enemigo, además, tiene el apoyo incondicional de la llamada “comunidad internacional”, porque allá afuera se es alérgico a los cambios radicales que pudieran poner en peligro a sus propios intereses. Por ejemplo, una desestabilización sostenida del régimen actual en Venezuela, desestabilizaría el mercado energético a nivel mundial, lo que traería un instantáneo dolor de cabeza en los ámbitos políticos y económicos en los países industrializados del llamado “Primer Mundo”.
Para eliminar ese apoyo incondicional del cual hoy son acreedores estos regímenes, debemos afectar – sostenidamente – los intereses internacionales y para eso, la mejor manera es “embasurando” al país oprimido mediante una paralización total, absoluta y sostenida... a través de la sublevación cívica no violenta. Un verdadero, efectivo y sostenido PARO GENERAL.
Una vez que la “comunidad internacional” entienda que el desbarajuste se mantendrá indefinidamente en el país convulsionado mientras las existentes autoridades estén frente al poder y que la sociedad civil de ese país no tiene la más mínima intención de amainar la resistencia, otro gallo le comenzará a cantar al régimen y esa “comunidad internacional” cambiará inmediatamente de bando, colocándose del lado de la inminentemente nueva opción de poder, es decir: del lado del pueblo sublevado.
VI. CON QUÉ NO CUENTA EL TIRANO
El enemigo no cuenta con el apoyo incondicional de la inmensa mayoría del pueblo, así parezca lo contrario en regímenes en los cuales se ha implantado el terror como un método de “seguridad ciudadana” y existe una doble moral, donde cada quien lleva puesta una careta. Una vez que ese pueblo mayoritario explote de manera generalizada y sostenida, no habrá forma de controlarlo. Los tiranos lo saben y le temen a las sublevaciones.
Precisamente, la carencia del enemigo es nuestra mayor herramienta. Nosotros contamos con ese pueblo mayoritario: ¡nuestro gran ejército! Es a ese pueblo a quien debemos comprometer en la lucha de resistencia no-violenta.
Si bien el enemigo cuenta, por ahora, con el apoyo internacional, ese apoyo es efímero y se disolverá de inmediato al entender - la “comunidad internacional” - que el pueblo está decidido a cambiar de autoridades y a defenestrar a la tiranía.
Será la “comunidad internacional”, entonces, un valioso aliado que hará su parte para presionar al tirano a que abandone el poder para buscar con ello la estabilidad regional y, en casos como Venezuela: la estabilidad energética mundial.
Pero no nos engañemos. El régimen puede perder absolutamente todo el apoyo del pueblo, que si éste no se subleva es como si ese apoyo no lo hubiera perdido. La historia está llena de ejemplos de países subyugados por odiosas tiranías y las mismas se mantuvieron por décadas en el poder a través del terror, porque sus pueblos jamás fueron inducidos a la sublevación y equivocaron sus métodos de lucha... hasta un día.
VII. CUÁL ES NUESTRO RETO INMEDIATO
Nuestro reto inmediato debe de ser cohesionar a la sociedad civil en un ente compacto y dispuesto a seguir las instrucciones dentro de una estrategia YA PROBADA de lucha, que obedece a la modalidad de la resistencia no-violenta.
Debemos comprometer a ese pueblo opositor a que se una a la resistencia de una manera activa, participativa y decidida.
El primer paso es el de educar a la sociedad civil a sublevarse de manera activa, generalizada y sostenida, donde se logre el ÚNICO OBJETIVO de derrocar la tiranía con el menor trauma posible. Cada gota de sangre de nuestros hermanos es parte del tesoro nacional. Debemos preservar cada gota de nuestra sangre para la reconstrucción del país.
No es fácil educar a todo pueblo, sin embargo, nuestras instrucciones son sencillas, como veremos más adelante. El enemigo puede enterarse de esta estrategia sin mayores peligros para la sociedad civil, ya que las tiranías no cuentan con los recursos para combatirla. Además, los regímenes totalitarios, a estas alturas, conocen muy bien qué les viene encima cuando un pueblo se une en torno a la resistencia no-violenta.
Los regímenes harán todo lo posible – e imposible – para evitar que un movimiento de resistencia no-violenta tome fuerza, pero cuando vean que el intento es fallido y la sociedad está decidida a organizarse en un solo bloque, comenzarán a “pedir cacao”... a intentar diálogos de “entendimiento”. Al final empezarán a derrumbarse y a perder afectos dentro de sus cuadros internos, tanto políticos como militares. Esa es la experiencia histórica que los tiranos todos conocen y toman muy en cuenta. Hemos oído, por ejemplo, por la boca del propio Hugo Chávez, el daño que las estrategias de resistencia no-violenta les han causado a grandes tiranos de la historia contemporánea y así lo ha relatado en cadena, asombrosamente y a modo de queja, el tirano venezolano.
VIII. TOMEMOS LA OFENSIVA
Hasta ahora los regímenes totalitarios han sido exitosos en tomar y mantener la ofensiva. Por ejemplo, Chávez planifica todas las semanas la agenda de la oposición venezolana en su espacio mediático (radio y televisión) “Aló Presidente”, al anunciar una “bomba” cada domingo. Eso genera una reacción DEFENSIVA de la oposición y así la entretiene durante siete días, hasta el próximo programa... o nuevo escándalo.
Es necesario que los medios de comunicación reseñen las noticias que genera el “oficialismo” de manera casual, pero que nuestros comunicadores no se hagan eco de ellas. Al contrario, pongamos al régimen a comentar las nuestras.
IX. RETÉMOSLE E IGNORÉMOSLE
La verdadera resistencia es un constante retar al régimen. No debe pasar un día en el cual no lo retemos.
La sociedad civil puede organizar eventos - a modo de “tareas” – que reten al régimen. Estos eventos deben de ser ingenuos y absolutamente legales. Por ejemplo, se puede organizar una jornada de varias horas donde todo el pueblo opositor salga al frente de sus respectivas viviendas y, sin obstaculizar el tránsito, rezar el rosario. Todo un pueblo unido rezando el rosario... MOSTRANDO SU RECHAZO AL RÉGIMEN.
Otra “tarea” para retar al régimen podría ser ponerse todos de acuerdo e ir a visitar a un connotado preso político. En ninguno de estos casos habrá necesidad de solicitar permiso para manifestar. No se trata de una marcha organizada.
Claro está que ese reto establecerá un dinamismo que se irá evaluando sobre la marcha, porque no sabemos cuál será la exacta reacción del régimen ni podemos calcular su nivel o intensidad en el campo de la represión.
Al mismo tiempo en que retamos al régimen, lo ignoramos. Debemos pretender que no existe. De hecho: ¡no existe! En Venezuela se levanta el edificio donde una vez funcionó el Congreso Nacional, pero quienes se reúnen hoy en su inmueble, que ahora mientan “asamblea” (como en Cuba), no tienen legitimidad. No los podemos re-legitimar tomándolos en cuenta para nada. Son fantasmas. Uno no se sienta a hablar con fantasmas a menos que se trate de una sesión espiritista. Tomar en cuenta al régimen y a sus acólitos es hacerles el juego y caer en el campo donde ellos se sienten a sus anchas.
No debemos pedirles absolutamente nada a las entidades del régimen. No hay que introducir nada ante la Fiscalía General ni acudir al Tribunal Supremo de Justicia para nada. Esos organismos, al igual que el Congreso, son cascos vacíos usurpados por fantasmas temporales. Por supuesto que no acudiremos a municipio alguno para solicitar permiso para marchar por el territorio nacional.
Sentarse en la mesa de negociaciones con los fantasmas... pretender que modifiquen sus dictámenes, votar en elecciones en contra de ellos (aunque en ocasiones nos dejen “ganar”, como el gato deja que el ratón “se escape” antes de matarlo y comérselo), es perder el tiempo, legitimarlos y retrasar nuestra lucha de resistencia, porque la distorsionamos. En la resistencia se resiste, no se dialoga ni se participa... ¡tampoco se vota! Retamos e ignoramos al régimen día-a-día.
En una lucha de resistencia no acudimos a las citaciones que nos hacen los fiscales ni los tribunales fantasmas. Tampoco pedimos la libertad de nuestros presos. No hablamos con fantasmas.
Esto, como es lógico, supone un gran sacrificio, pero ¿qué lucha no es sacrificada? Es eso, o perderlo todo, incluyendo nuestra dignidad como pueblo. De todas maneras, si no resistimos adecuadamente, terminaremos perdiéndolo todo: ¡la Patria incluida!
X. EL DÍA D
Toda esta lucha de resistencia no-violenta tiene como finalidad llevar al país nacional al “Día D”. El día en que la sociedad civil se sublevará de manera activa, generalizada y sostenida en contra de aquellos regímenes tiránicos. Se habrán acabado las tareas ingenuas y habrá llegado el momento de la verdad.
SUBLEVACIÓN ACTIVA – Porque cada quien participará activamente en la sublevación.
SUBLEVACIÓN GENERALIZADA – Porque tenemos que sublevarnos a lo largo y ancho del país. En cada urbanización o barrio. En cada ciudad, en cada pueblo: ¡EN CADA CALLE! Esa sublevación generalizada debe de ser al unísono, es decir: todos a la vez y en todas partes.
SUBLEVACIÓN SOSTENIDA – Porque tenemos que mantener la sublevación hasta lograr el único objetivo: sacar del poder al tirano y a sus acólitos.
Hay muchas maneras de sublevaciones cívicas. Las hay violentas y no violentas. Por ejemplo, la sublevación que Hugo Chávez convocó, sin éxito, apenas salió de prisión en marzo de 1994, desde el programa de televisión de José Vicente Rangel, fue una sublevación violenta, al estilo del “Mayo Francés” (de 1968).
Ver el siguiente video:
http://www.mrr.name/VIDEO10.htm
La sublevación que nuestro movimiento de resistencia sugiere es no-violenta, al estilo de Serbia, de Filipinas y de muchas otras no-violentas que han dado resultados positivos e incruentos.
Las sublevaciones de Francia, Serbia y Filipinas cumplieron con sus respectivos objetivos, sin embargo, nosotros preferimos la estrategia de la no-violencia por ser la más factible de realizar, la más efectiva, la menos traumática… y la más segura.
La histórica sublevación violenta del “Mayo Francés” fue contra el gobierno democrático del General Charles De Gaulle.
Las no-violentas mencionadas arriba, fueron en contra de dos sanguinarios y genocidas tiranos: Ferdinand Marcos (en Filipinas) y Slodoban Milosevic (en Serbia).
La sublevación en sí es una vía. Es la última “batalla” antes de lograr los objetivos planteados. En el caso de sacar del poder a un tirano, la sublevación cívica debe culminar con la IMPLOSIÓN (o insurrección) militar. Para entonces ya las condiciones estarán lo suficientemente “maduras” como para evitar escenarios de mayores violencias entre militares.
Dentro de esa sublevación no-violenta está la modalidad de “La Guarimba”, la cual hemos venido promoviendo en Venezuela durante muchos años y, en cierto modo, se aplicó entre los días 27 de febrero y 5 de marzo de 2004 con un éxito total, a pesar de no haberse llevado a cabo debidamente porque muchos no observaron las tres reglas doradas (e inviolables) de “La Guarimba”.
“La Guarimba” en Venezuela pudo haber depuesto al régimen en una semana, de no haber sido por la traición de un sector de los líderes “opositores” que pactaron con Hugo Chávez cuando la verdadera oposición popular iba ganando. Uno no se sienta a dialogar cuando tiene a la vista la victoria. La rendición del enemigo debe ser INCONDICIONAL.
XI. NUESTRO MAYOR RETO
El mayor reto de toda sociedad civil que pretenda lograr su libertad a través de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida es de carácter comunicacional. Es imperativo enseñarle a todo un pueblo la manera más expedita, correcta y SEGURA de sublevarse sin exacerbar la violencia.
Ojo: No hay que confundir pacifismo con no-violencia. El pacifismo es una forma de vida. La no-violencia es una estrategia de lucha. El 99.99% del pueblo sublevado debe evitar la violencia por razones tácticas más que por convicción moral. La violencia funciona a favor del régimen. Transmitir por TV escenas de muertos en las calles podría desmantelar la sublevación cívica tan pronto como ésta arranca. Es por eso tremendamente importante NO DESPLAZARSE más allá del frente de nuestras viviendas (de nuestras “guarimbas”). De hecho, no es necesario estar en las calles durante “La Guarimba”. Solo necesitamos asegurarnos que nuestras barricadas, frente a nuestras viviendas, estén trancando la vía. Sólo saldremos de nuestras casas para repotenciar aquellas barricadas que ameriten ser repotenciadas.
Decíamos que nuestro mayor reto es, sin duda alguna, de carácter comunicacional. El pueblo debe saber cuál es la manera exacta de aplicar “La Guarimba” dentro de una sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida.
Habremos logrado vencer la barrera de esa dificultad comunicacional mediante la creación de “CELULAS DE RESISTENCIA”.
En biología, la célula es la unidad esencial que forma a todo ser vivo. Es además la estructura anatómica y funcional fundamental de la materia viva, capaz de vivir independientemente como entidad unicelular, o bien, formar parte de una organización mayor, como un organismo pluricelular. Nada hace el régimen con desmantelar UNA célula de resistencia, porque ella forma parte de un todo organismo pluricelular que está representado por millones de ciudadanos quienes no se conocen entre sí. Cada “célula de resistencia” consta de cinco “núcleos” o individuos. Cada individuo solamente conoce y se comunica con otros cinco. En otras palabras: es MATERIALMENTE IMPOSIBLE desmantelar un sistema u organismo pluricelular.
Estas células de resistencia servirán para divulgar la manera correcta y segura de sublevarnos, además: conformarán la más perfecta red de comunicación del sistema pluricelular de resistencia. A través de las células de resistencia nos iremos comunicando como hacen los africanos en la selva con sus tambores. En cuestión de horas podremos comunicar una información a millones de ciudadanos… y si se nos caen los medios de comunicación, como la telefonía o la red de la Internet, podremos comunicarnos boca-a boca, cara-a-cara, porque un individuo, dentro de esa compleja red pluricelular, solamente tiene la responsabilidad de contactar a los miembros de la célula de resistencia que él o ella creó, es decir: A CINCO PERSONAS, no más.
Cada uno de nosotros debe convertirse en “PRECURSOR DE LA LIBERTAD” creando nuestra propia célula de resistencia, es decir, invitando a nuestra casa a CINCO personas. No serán SEIS o más… ni serán CUATRO o menos: SERÁN CINCO PERSONAS NADA MÁS. Necesitamos mantener cada célula lo más manejable posible y si consta de muchos “núcleos” (individuos), se nos hará más difícil contactar a cada uno de ellos en el momento crítico. Recuerden: CINCO PERSONAS NADA MÁS.
Una vez en la reunión, leeremos este manifiesto. Cada invitado se alternará en la lectura de cada párrafo, así se mantendrán atentos y nos aseguraremos de que cada quien haya entendido su contenido.
Leyendo este manifiesto aprenderán la manera más adecuada y segura de implementar “La Guarimba”, es decir:
* Trancando los metros cuadrados de
calle que están FRENTE a nuestras viviendas…
* No desplazándonos más allá del frente
de nuestras viviendas…
* No confrontando con el enemigo…
Así de sencillo Y DE SEGURO es el asunto para el 99.9% de la población sublevada. Habrá “otros” que harán “otras cosas” pero “esas cosas” no las sabrá el régimen hasta que llegue el momento, razón por la cual es IMPERATIVO que el 99.9% de la población NO SE DESPLACE, pues podría ser muy perjudicial para aquel que decida hacerlo.
Sin embargo, habrá que explicar un poco más porque la mayoría de los seres humanos gusta de ponerse barreras. Siempre habrá aquel que pregunte: ¿y qué ganamos trancando las calles? Siempre habrá alguien que tiene un “plan” mejor. Jamás se han enfrentado a una tiranía castro-estalinista, pero pretenden tener la “solución” al trauma colectivo. Al final, son esos los primeros que no participan de una manera o de otra.
La sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida ha sido ampliamente probada en otros países. Habrá quien diga: “sí… eso habrá sido en Serbia, pero aquí no somos serbios”. En fin. Siempre habrá quien guste de ponerse barreras. Dejemos que sea el enemigo quien nos ponga las barreras, no seamos nosotros mismos quienes nos auto-limitemos.
XII. SU FUNCIÓN CÍVICA Y ACTIVA
Es importante, pues, explicar – entre otras cosas – cuál es la función cívica y activa de “La Guarimba”, como una modalidad de sublevación.
La única función cívica y activa de “La Guarimba” es la de paralizar al país de una manera generalizada y sostenida, logrando un VERDADERO PARO GENERAL: ¡un verdadero paro general!
Eso solo es suficiente como para defenestrar al más obstinado tirano, sobre todo, porque al pasar los días se tiene que buscar una solución y al no haber otra que cambiar los factores de poder, lo único que quedaría sería la insurrección militar presionada internamente por millones de ciudadanos sublevados y externamente por la llamada “comunidad internacional”. Así ha funcionado siempre. El régimen perderá el apoyo interno, el de sus militares, acólitos y/o policías. Así las cosas, la única vía factible sería el abandono del poder.
Eso le sucedió a Milosevic… a Marcos, a Batista, a Aristide, a Fujimori, a Pérez Jiménez, a Ceaucescu en Rumania y a Erich Honecker en la Alemania Oriental, entre muchos otros tiranos que fueron depuestos tras una presión popular de mayor o menor grado de violencia.
“La Guarimba” es una de tantas maneras de provocar esa necesaria presión interna y externa para que los tiranos abandonen el poder. Es, además, la manera más segura y expedita, si la hacemos correctamente.
La mayor parte del pueblo solamente tiene que comprometerse a trancar el pedacito de calle que está frente a su casa, a no alejarse más allá del frente de su vivienda y a no confrontar con el enemigo. Quedarse dentro de su hogar (de su refugio o “guarimba”) es lo mejor… de ahí el nombre de esta estrategia ya que “guarimba” significa, en uno de los dialectos caribes: refugio. En esta estrategia de “LA GUARIMBA”, el elemento más importante es el refugio de los participantes, la “guarimba” de los participantes. Es entendible el por qué no debemos desplazarnos más allá del frente de nuestras “guarimbas”, de nuestros “refugios”. Al menor indicio de peligro, nos retiramos “estratégicamente” a la seguridad de nuestras “guarimbas”, de nuestros “refugios”: de nuestras viviendas.
XIII. LOS “PEONES CIRCUNSTANCIALES”
Todo régimen sobrevive con la necesaria ayuda de los “peones circunstanciales”. Estos son aquellos que conforman, por motivos circunstanciales, las fuerzas armadas y los organismos policíacos de represión o prevención. Estos “peones” (soldados y policías) cambian de bando con las circunstancias. Al cambiar el gobierno, cambian de bando.
Debemos captar a los “peones circunstanciales” del régimen para que nos ayuden a modificarle, para bien, el destino al país. Además, los “peones circunstanciales” podrían salvar cientos de vidas de nuestros aliados al momento de una sublevación.
Es muy fácil hablar con “ellos”… con los “peones circunstanciales”. Muchos de los “núcleos” de las células de resistencia conocen a un “peón”… o son familia de uno de ellos. Hay que pedirles que llegado el momento, disparen por encima de nuestras cabezas, con todo lo que eso significa. A esos “peones” hay que irlos ablandando. Todos ellos tienen familia y muchos familiares de los “peones”, están del lado de la patria, no del régimen y formarán parte de nuestras células de resistencia.
XIV. LAS “CONDICIONES OBJETIVAS”
La situación momentánea de un determinado país es evaluada por las condiciones subjetivas y/u objetivas. Ambas condiciones son tremendamente cambiantes... dinámicas.
CONDICIONES SUBJETIVAS – Son aquellas condiciones que CREEMOS existentes en un determinado país en un momento específico en el tiempo. Las condiciones subjetivas NO SON precisamente las reales: son las que un grupo pudiera creer existentes. Por ejemplo, nuestros líderes de la resistencia pudieran pensar que están dadas las condiciones para convocar a la sublevación, cuando, en realidad, no es así... en cuyo caso, el llamado a la sublevación podría fracasar.
CONDICIONES OBJETIVAS - Son las reales. Las existentes. Cuando la marcha del 11 de abril de 2002 en Venezuela, estaban dadas las condiciones objetivas para una sublevación. Lo mismo sucedió en la tarde del 27 de febrero de 2004, cuando se prendió “La Guarimba”.
Oigan bien: es un requerimiento imprescindible que estén dadas las “condiciones objetivas” (las verdaderas) para llamar al pueblo a la sublevación o para que el pueblo se subleve de manera espontánea. Habrá que esperar el momento adecuado y mientras tanto, nos vamos preparando con “tareas”, retando al régimen e ignorándolo en todos los sentidos, pero – sobre todo – divulgando, a través de las células de resistencia el mensaje de sublevación y las instrucciones de cómo sublevarnos de una manera adecuada y segura. No se puede PROGRAMAR una sublevación. Aquel líder que convoque la sublevación a distancia, es decir, dentro de un mes o más… que “planifique” la sublevación, es – seguramente – un traidor cuya misión es la de EVITAR la sublevación y fomentar la depresión colectiva. Lo mismo podemos decir de aquellos líderes que llamen al DESPLAZAMIENTO de la población. LO ÚNICO que están buscando son unos muertos, para “matar” también la opción de la verdadera y efectiva sublevación.
XV. ¿Y DESPUÉS QUÉ?
Una pregunta muy válida es qué sucederá en el país después del derrocamiento de la tiranía. ¿Quién tomará el control del país?
Esa es una pregunta imposible de responder. Puede que se monte un “gorila” con intenciones muchísimo más malsanas que las que tenía el tirano depuesto, lo cual sería difícil... pero no imposible. ¿Qué haríamos entonces? Lo mismo que hicimos para sacar al tirano anterior, sólo que esta vez se nos hará infinitamente más fácil porque ya sabremos cómo sublevarnos y el poder de la sublevación en manos de la sociedad civil.
Sin embargo, no se nos ocurre un sistema más funesto, cruel, aberrante y satánico que el Castro-Estalinismo, así que nada podría ser peor.
XVI. ¿CÓMO COMENZAR UNA CÉLULA DE RESISTENCIA?
La etapa más sencilla – Y LA MÁS IMPORTANTE – de toda sublevación cívica es la creación de UNA “célula de resistencia”: de la primera. He aquí cómo se logra paso por- paso:
PRIMERO – Debemos imprimir SEIS copias del “Manifiesto de La Liberación”, este manifiesto que estamos leyendo en estos momentos, que también puede ser bajado y copiado en la siguiente dirección cibernética:
http://www.mrr.name/manifiesto.pdf
SEGUNDO – Debemos invitar a nuestra casa a CINCO amigos, familiares o compañeros de trabajo que estén del lado de la Patria. Sería perfecto que estos individuos no se conocieran entre sí y que no trabaran amistad de ahí en adelante. No presenten a los invitados, ni divulguen sus nombres entre ellos… en el caso de que no se conozcan, claro.
TERCERO – En la reunión cada participante debe turnarse para leer un párrafo de este manifiesto, cuya copia habrá recibido al comienzo de la reunión. Si hubiese acceso a la Internet, sería bueno revisar nuestro sitio en la red.
http://www.mrr.name/celula.htm
CUARTO – Cada participante debe COMPROMETERSE a crear una célula de resistencia de la misma manera.
QUINTO – Debemos velar porque nuestros CINCO “núcleos” hayan cumplido la misión de crear una nueva “célula” cada uno.
SEXTO – Debemos estar pendientes de revisar constantemente nuestro sitio en la web, donde estaremos impartiendo información importante. ¡EN MENOS DE UN MES HABREMOS CONTACTADO A CASI 10 MILLONES DE HERMANOS!